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Los Beatles a coro con Javi Busto, por Javi Busto y Elena González

Publicado por el 25 May 2012 Sin Comentarios

Hemos sido más de 500 personas las que hemos seguido a Javi Busto para disfrutar de los ídolos de su sempiterna juventud durante los días 18, 19 y 20 de mayo. Los 110 cantantes (el coro piloto, la Coral Cristóbal de Morales y los participantes en el taller) y los que abarrotamos la magnífica Sala de Columnas del Círculo de Bellas Artes para vivir con ellos el concierto, pudimos volver a vibrar con la pasión, la emoción, la energía y la fuerza que pone el maestro en la música que ama y a empaparnos con la generosidad y la naturalidad con que se comparte. Otra experiencia única de las muchas que nos regala y a las que nos tiene acostumbrados.

Para los que no pudimos asistir al seminario (se cerró la admisión de mujeres para el curso por cubrirse el cupo a la semana y media de abrirse el plazo de inscripción!) el propio Javi Busto y su buena amiga y fan incondicional Elena Gonzalez Correcher, nos cuentan como se desarrolló el fin de semana.

III TALLER BEATLES EN EL CÍRCULO DE BELLAS ARTES DE MADRID ORGANIZADO POR EL CORO CRISTÓBAL DE MORALES Y A BENEFICIO DE MEDICUS MUNDI

Resumir lo vivido en Madrid entre los días 18 y 20 de mayo 2012, trabajando la música de los BEATLES con arreglos corales varios y de enorme belleza, va a ser sencillo.

Ante todo quiero manifestar mi agradecimiento más sincero al coro organizador y a su directora, AIBLÍN BRITO, por la seriedad con que se han tomado el reto, trabajando sin descanso en la preparación de partituras y midis, lo que hizo que me encontrara con un montaje coral prácticamente “hecho”. Amigos, sin ese trabajo previo, hubiera sido imposible el montaje de las obras. GRACIAS!!!!

También quiero agradecer a Carlos (piano), Miguel (bajo) y Arturo (batería) por su profesionalidad y, sobre todo, su musicalidad y gran sensibilidad, sabiendo en todo momento adaptarse a las exigencias del coro. No todos los músicos son capaces de hacerlo.

Cuando llegué a Barajas, en el recorrido entre el aeropuerto y el Círculo de Bellas Artes, Javier y Luís me fueron poniendo al día de las circunstancias, logrando alterarme un poco al comentarme que EL AFORO ESTABA COMPLETO, 400 sillas vendidas, cuya finalidad era “echar una mano” a MEDICUS MUNDI. Lo lograron.

El ensayo del viernes tarde me dejó un poco tocado, pues de las 8 obras previstas miramos tres y media, Michelle, lo que hizo que me fuera a la cama con la sensación de que las cosas estaban verdes, aunque la experiencia me ha enseñado a ser prudente con estas apreciaciones y sospechar que el motivo del flojo resultado obtenido se debía a “la primera toma de contacto, desconocimiento mutuo, temores, etc.”

El sábado por la mañana iniciamos el ensayo con mucha energía y fuimos capaces de mantener ese estado (quasi explosivo) hasta el concierto.

Empecé ensayando Michelle, pensando en que me iba a llevar un buen rato prepararla bien. Sorpresa: se la sabían estupendamente, lo que me llevaba a confirmar la sospecha indicada anteriormente…necesitamos conocernos y  la almohada coloca nuestras cabezas en las mejores condiciones.

Seguimos mirando el resto del programa, Can’t buy my love (versión madrigal); Because (¡cuánto cariño!); Here, there and everywhere (¡tenores plenos de ternura en el LA agudo!); Yesterday (preciosa adaptación coral de Julio Domínguez y magníficas las sopranos, sobre todo en los agudos, cantados con enorme delicadeza); Blackbird ( con  la anacrusa en su sitio); Eleanor Rigby (¡bravo a los barítonos y bajos por su gran trabajo de texto y rítmico!); When I’m Sixty four,  (¡soltando amarras!).

Para la segunda parte del ensayo, llegó Carlos, el pianista y nos encontramos con una música prácticamente resuelta. Aprovechamos para preparar la SORPRESA… HEY JUDE. Creo que acerté de pleno con la canción, pues facilitó sobremanera la opción del “éxito” a pesar de ser Javi Busto el responsable del solo. El coro final FANTÁSTICO!!!!

Por la tarde continuamos preparando las obras antes del ensayo con el trío. Sobre las 18.15h iniciamos la prueba consiguiendo disfrutar a tope y preparando nuestras cabezas para lo que nos  esperaba el domingo por la mañana.

A las 10.15h. del domingo 20 (anotad bien la fecha) Aiblín calentó cuerpos y gargantas y me dejó al coro listo para “el precocinado”. Buen ensayo, reafirmando la fe en lo que íbamos a ofrecer a la audiencia. Palabras de ánimo y al concierto, tras tomarme una ….cola light.

Con una SALA DE COLUMNAS DEL CÍRCULO DE BELLAS ARTES repleta de público (400 butacas y gente que no pudo entrar por temas de seguridad, supongo) arrancó el concierto con la actuación del trío, improvisando dos temas de los Beatles. Me gustó, especialmente, la versión de Norwegian wood, una de las canciones favoritas de éste que escribe.

A continuación, MEDICUS MUNDI realizó un pequeño comentario agradeciendo a todos la participación y de manera especial al Círculo de BA, Coral Cristóbal de Morales, músicos, etc.

Salida a escena del coro, por los laterales y ordenadamente, los 110 cantores se colocaron sobre el escenario. Los músicos dispuestos a colaborar en el éxito del espectáculo.

Arrancamos con Can’t buy my love, a capella, un minuto y medio con arreglo coral al estilo del renacimiento. Al finalizar la obra y subitamente, algunas persona comenzaron a aplaudir, lo que me sirvió para convencer a la audiencia de que no se dejaran llevar por las emociones y aguantaran tres o cuatro segundos y esperaran a que el director bajara las manos para aplaudir. Creo que es importante esta pequeña pausa final, sobre todo con los coros, pues siempre queda algo de sonido flotando en el aire. Lo entendieron bien y lo respetaron hasta el final….casi…

Continuamos con Because, un precioso arreglo para doble coro, en el que el primer coro lleva siempre la melodía y el segundo el ritmo. Muy agradable y llena de sosiego. Carlos nos apoyó con el piano delicadamente, un sí es no.

Una de las grandes obras de los de Liverpool,  Eleanor Rigby ayudó al lucimiento de los barítonos y bajos, por lo complejo del texto y el ritmo, salvado con creces por los cantores. Me encantó el carácter que imprimieron los músicos. Tuve la sensación de que dirigía un simulacro de marcha militar. A pesar de algún pequeño desajuste con el tempo, me gustó

Continuamos con Yesterday, una de las obras maestras del cuarteto, se cantó con mucha dulzura la preciosa adaptación, para coro mixto,  de Julio Domínguez basada en la versión de los King’s Singers. Bella melodía. Coro y músicos muy centrados… preciosa…según me contaron, parte del público articulaba con discreción la canción.

Michelle, suena por sí misma, el arreglo intenta sacar partido de todo lo que escribieron McCartney y Lennon. Me quedé con las ganas de repetirla. Muy bien.

Blackbird, fue la siguiente en el orden previsto,  llamando la atención la “enorme tensión a la que se vieron sometidos los tenores con el sol tenido reiterado hasta el infinito” (broma). Ciertamente quedaba muy bonito, aunque comprendo que no les animara demasiado. El efecto era estupendo. Destacar a las personas que hicieron la parte “silbada”…estupendo el resultado, en ocasiones con un poco de aire, pero muy bien. En la parte final el arreglo imita lo que cantaron los Beatles, y hacíamos un ritardando con salida sincopada que tenía su miga. Divertido.

Here there and everywhere, en esta obra los tenores demostraron una sensibilidad pocas veces alcanzable, con qué dulzura cantaron de principio a fín…mil gracias a todos, pero permitidme que la loa sea especial para los tenores.

Como véis no he comentado nada especial de las Altos…siempre presentes, con buena calidad de sonido, buena afinación en un papel nada fácil. En estas obras estaban “bientratadas” con frases muy especiales y complejas, resueltas todas ellas con soltura. Me gustaría destacar el choque del compás 22 entre el La de las sopranos y el SOL de las altos…MARAVILLOSO…gracias, altos.

Para finalizar el programa previsto nada mejor que algo con un poco de swing, When I’m Sixty four. Aproveché para hacer una pequeña broma a los presentes. Al subir al 4º piso para el concierto, en el ascensor próximo al mío, hacía cola un destacado representante político. Al traducir la canción, algo que hice con todas, dije: CUANDO CUMPLA LOS SESENTA y todos a una…SESENTA Y CUATRO…contesté: perdonen, pero es que estaba pensando en los 67 (edad de jubilación). Reaccionaron al momento los amigos sanitarios. De todos modo…¡CUÁNTA GENTE SABE INGLÉS!

Aquí no respetaron, con razón, el final…aplausos a rabiar.

Para terminar, Rafael Zorrilla, en nombre de la coral, agradeció la presencia de todos, público, músicos (cantores y trío), Medicus Mundi y las atenciones recibidas por parte del personal del precioso CÍRCULO DE BELLAS ARTES. Todo un lujo. Nos entregaron unos recuerdos a Aiblín y a quien suscribe (preciosa la sudadera) y…

Sorpresa… ¿pensaban que se había acabado? Pues no.

Malcanté HEY JUDE (me olvidé de ponerme las gafas), inventándome el 50% de la letra, algo habitual en nuestra juventud. También es cierto que pedí a la audiencia que me disculparan si lo hacía muy mal. Pero lo realmente importante era llegar al estribillo final, realizando un “iterari ad libitum” que acabó con el público de pie y dando palmas y cantando junto al coro, músicos; solo público con palmas y batería, etc. ¡OTRA! ¡OTRA! ¡OTRA!…repetimos el estribillo hasta la saciedad y saliendo desordenadamente continuamos cantando y disfrutando a tope de una jornada memorable.

Gracias John, Paul, George y Ringo. La gente os lleva en su interior y seguís proporcionando altas dosis de emoción.

Gracias, también, a la coral CRISTÓBAL DE MORALES  y a su directora, Aiblín, por dejarme el trabajo hecho y tratarme con tanto cariño.

Gracias al entregado público, nuestros destinatarios naturales.

Gracias a todos por vuestra entrega y contínuas muestras de afecto.

Espero repetir la experiencia.

Un fuerte abrazo a todos.

Siempre en mi corazón.

Javi Busto

Crónica de Elena González Correcher

Manos a la obra o, mejor dicho,  sentimientos al alma, emociones al papel… Hablemos del fin de semana.

Era un seminario que apetecía especialmente. Javi Busto en Madrid, y además, haciendo un repertorio distinto: arreglos corales de canciones de Los Beatles. ¡Como para perdérselo!

Allí, el reencuentro con grandes amigos, o el encuentro con otros que pronto lo serán, seguro. Y para mí, muy especial, tener a muchos de los amigos de mi grupo, a mis queridos y entrañables amigos corales, la mayoría de los cuales no había tenido la ocasión de trabajar con Javi y que no dudaron en apuntarse cuando les hablé del seminario. He de decir que durante varios momentos de este fin de semana, los he buscado con la mirada, a cada uno en su sitio, y he visto, con absoluto placer, cómo estaban disfrutando tanto como yo lo hacía.

Javi llegó con una hora de retraso, cosas de los vuelos, con lo que su presencia se aguardaba con más ganas todavía. Al ver cuánta gente se acercó a saludarle, a darle la bienvenida, el presidente del coro anfitrión, la Coral Cristóbal de Morales, se dio cuenta de que las presentaciones, en el caso de Javi Busto, no iban a ser muy necesarias.

Y así empezó, sin paños calientes: directo a las dificultades que él presuponía y que, sin duda, adivinó: el texto en “Can’t buy me love”. Primero texto y luego ya con la música correspondiente, un poco más rápido cada vez, hasta que casi sin darnos cuenta, la obra quedó montada. Siempre mejorable, claro, pero había mucho miedo al texto y él lo salvó.

Recién aterrizado, con la certeza de saber que para él el viernes había sido un día laborable más, y viendo el modo en que iba trabajando cada obra, con esa energía que le define, uno se preguntaba qué habría desayunado. ¡Palabra!  Te agota verle moverse por el escenario, saltando, tocando esa imaginaria guitarra de todos los rockeros, ir de sopranos a bajos y de altos a tenores. Agota no verle parar un momento.

Entre canción y canción, sus palabras, sus explicaciones y sus orígenes. Por qué Los Beatles, qué supusieron en él y en su iniciación a la música, su juventud y su pertenencia a grupos de rock como “The Troublers” o “Los Ruidos”. Y mientras iba contando, de cuando en cuando yo iba mirando a la gente que le escuchaba, tan fascinada como yo, tan fascinados todos como siempre que habla, siempre que cuenta, con esa manera suya tan especial de hacerlo.

Hemos vivido en estos días momentos especialmente divertidos. Me encantó un momento en que dijo que los bajos no sabían hacer algo, pero que les salía muy bien, en cambio, a los tenores. Increíble. La siguiente vez, salió perfecto. Y entonces él nos sorprendió con esa sabiduría suya: “los directores somos manipuladores de coros. No hay como decir que algo no sale a alguien, mientras que a otros sí, para que se produzca el milagro, ya lo habéis visto”.

Ayer hubo otro momento precioso. El coro estaba disfrutando de una pausa, mientras Javi daba indicaciones a los músicos, recién incorporados al ensayo. Estaban ensayando “When I’m sixty four”, sin duda la canción más movida y pegadiza de todo el repertorio. A medida que la gente iba volviendo, en vez de irse poniendo en sus sitios, se iban acercando al piano, el que más y el que menos bailando al ritmo de la música y cantando. Sin partituras, sin corsés, sin estar pendientes de nada: disfrutando de la música y del momento. Otros cuantos lo estábamos inmortalizando. Siguiendo el ritmo, eso sí. Fue precioso.

Ayer nos sorprendió a todos explicándonos que haríamos un bis, algo que no estaba previsto: “Hey, Jude”. Una versión “participativa” nos dijo. El cantaría las estrofas, el coro el estribillo y el público participaría también activamente. En ese momento sí se trasladó a unos cuantos años atrás, y se notó cuánto estaba disfrutando mientras cantaba, algo que ha sido constante durante todo el seminario. Transmitía esa felicidad en cada momento.

Al ensayo previo al concierto, vino esta mañana Paloma, entrando ya en materia audiovisual y cargada de sus inseparables cámaras. Cuando empezamos con la última “oficial” del programa, “When I’m sixty four”, vi cómo Paloma se sorprendía y rápidamente dirigió su cámara al coro bailando. Sonreí, pensando en cuántas y qué grandes sorpresas le aguardaban todavía. Así fue cuando Javi empezó a cantar “Hey, Jude”, pero más, cuando, tras nuestra intervención, se giró él hacia el público (ella y tres o cuatro personas más en ese momento), para ensayar cómo sería luego en el concierto. Sin dudarlo, y tras la primera sorpresa, apartó Paloma la cámara y cantó, claro que cantó, claro que bailó y dio palmas, como todos nosotros habíamos hecho antes.

Al concierto llegamos con los nervios propios del momento, pero con las pilas cargadas  por las palabras que Javi nos había dirigido justo antes de entrar.  Entre el público, imágenes muy tiernas, varias generaciones conviviendo y disfrutando. Y frente a mí, una jovencísima madre amamantando a su bebé recién nacido mientras cantábamos. Esa misma madre, con el bebé en brazos, cantaba minutos más tarde “Hey, Jude”, puesta en pie como el resto del público en el Salón de Columnas del Círculo de Bellas Artes. También esa mezcla de generaciones en el propio escenario: madres e hijos cantando juntos, algo maravilloso.

La salida del escenario estaba ensayada y prevista, en formación, con un orden preestablecido y unas instrucciones muy claras, igual que la entrada. Pero, mientras toda la sala seguía cantando y pidiendo otra, Javi hizo un cambio de planes: “coged las carpetas y salid”, pero nos hizo un gesto que significada “sin orden”, como cada cual quisiera. Y entonces fuimos bajando del escenario, sin dejar de cantar en ningún momento, y fuimos saliendo por los pasillos, mezclándonos con el público, encontrándonos de frente con amigos, con compañeros de otras cuerdas, abrazándonos, pero siempre cantando.

Familiares de un amigo repitieron hasta la saciedad: “¡Gracias, nos habéis hecho felices!”. Lo habíamos logrado. Javi nos transmitió su felicidad, nosotros al público y ellos, quizás, al resto de su mundo, al menos hoy un poco. Sería bonito pensar que eso puede suceder así.

Javi Busto, maestro de maestros siempre, grande entre los grandes, entrañable y cercano, lo había vuelto a conseguir: se había metido a todo el mundo al bolsillo. Una vez más lo has hecho, Javi. Gracias, maestro y amigo. Siempre gracias.

Elena González


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