Desde la escucha biológica a la escucha empática, por Cecilia Di Marco
Desde la escucha biológica a la escucha empática
Hace unas semanas publiqué el artículo: El Director de Coro como profesional de la omunicación.
Pocos días después, los medios de comunicación de todo el mundo nos informaron de la noticia del fallecimiento del Director de Orquesta Claudio Abbado.
Mi impulso inicial al referirme a él, ha sido el escribir “el fallecimiento del Maestro Claudio Abbado”. Sin embargo, he rectificado. Él siempre pidió que se le llamase por su nombre evitando en la relación interpersonal cualquier antesala que pudiese provocar distanciamiento.
En los medios de comunicación se fueron desgranando aspectos relevantes de su trayectoria. Tanto la discográfica como el especial interés que tuvo por la divulgación de compositores contemporáneos y el repertorio tan diverso que dirigió. Su generosidad, su ideología política, su defensa por la cultura, su lucha contra el cáncer han sido señalados en columnas escritas por personas que le conocieron. También, importantes músicos han narrado experiencias vividas con Abbado que sin duda reflejaron la personalidad del músico y sobre todo, la del ser humano que fue.
Además de todo lo mencionado, se destacó el amor con el que realizaba su trabajo y cómo los integrantes de las orquestas que dirigió le admiraban y apreciaban.
Dentro de este ámbito, yo quiero detenerme en un aspecto que me resultó impactante y muy enriquecedor.
Abbado tenía la idea de que la música orquestal debía entenderse como un grupo de cámara. De ese modo los músicos, unos a otros se podían escuchar con facilidad.
Ahora, perdonadme. Me referiré a él con mi costumbre habitual, el Maestro Abbado, no solo se refería a la escucha musical, sino también a la humana.
Estoy convencida de que no se trataba de una escucha biológica que es la que utilizamos por el mero hecho de oír sonidos. Tampoco una escucha fingida que es la teatralizada y en la cual, sin ser cierto, proyectamos gestos a través de los que hacemos creer que nos interesa una conversación o un diálogo. Ni siquiera se trataba de una escucha selectiva según el tema, lo que a nosotros más nos conviene ó condicionada por nuestra predisposición personal.
Estoy segura de que cuando Abbado le pedía a los músicos una escucha del “uno hacia el otro”, además de todo lo que implican los aspectos musicales, sin duda se refería a la escucha empática.
Esta escucha es la que nos hace situarnos en el lugar del otro desde su marco de referencia. ¿Qué es lo que desea la otra persona?, ¿cuáles son sus motivos o sus aspiraciones?, ¿cuáles sus problemas y sus dudas?…
Dicen que Abbado quizá no tenía un gran dominio sobre la técnica de la dirección pero su amor hacia la música era inconmensurable. Además, las personas que hacían posible una interpretación musical eran para Abbado, todas iguales. Él intentó y sin duda logró, compartir ese amor porque era lo que les unía. Por eso, creo yo, su comunicación era empática y sensible con sus interlocutores.
Sin duda, Abbado fue un gran comunicador. Su amor por la música hizo que las personas, profesionales de las orquestas con la que trabajó, saliesen de esa zona de confort y esa rutina devastadora hacia el afianzamiento ó recuperación de la ilusión. En los jóvenes seguramente encontró siempre la pasión y el deseo de hacer música por amor.
Realizó un cambio profundo en la Filarmónica de Berlín después de la caída del muro. El mundo necesitaba reconciliarse y él, supo interpretar musicalmente ese cambio. Igual que supo cómo interpretar los sentimientos, deseos y aspiraciones de las personas con quienes a través de la escucha empática, conectaba.
Fue un gran ejemplo, no solo para directores de orquesta, sino también para todos los que dirigimos coros amateurs ó profesionales.
Cecilia Di Marco Moreno (Directora de coro)
Licenciada en Canto y Profesora de música especialidad canto y piano por la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza, República Argentina. Desde 1993 reside en Madrid, estudia en la Escuela Superior de Canto donde obtiene el título de Cantante de Ópera y Oratorio.
Premio “All Lavoro” otorgado por el Consulado de Italia en 1990 por sus conciertos realizados con el cuarteto vocal “Cantiamo”. Ganadora en 1992 del Concurso Internacional de Canto “Jóvenes Talentos” en la ciudad de Concepción(Chile).
A lo largo de su carrera artística, ha realizado conciertos con el prestigioso Sexteto Vocal e Instrumental “Alia Música”, Quinteto vocal “Gregor”, con la “Capilla Real de Madrid” y con el coro de cámara “CO3”, Trio Frescobaldi, Cuarteto Madrid y Dúo Gaudeamus; con todos ellos se ha presentado en diferentes salas y teatros de España. En 1997 estrena “Los Cuatro Poemas de Christian de Pisan” del compositor estadounidense Joseph Santos en el Departamento de Estado de la ciudad de Washington. Como recitalista realiza conciertos en España, Estados Unidos y Sudamérica.
Desde el 2000 es directora de la Escuela de Música Partichela (Tres Cantos) donde imparte clases de piano, canto y coros.
A partir de septiembre del 2007 dirige el coro de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid y a partir de enero del 2009 hasta el año 2011 dirige la Agrupación coral infantil y Juvenil Coral Almayrit, con ambas formaciones realiza conciertos abordando un amplio repertorio que comprende diferentes estéticas musicales.
En febrero de 2009 obtiene el Diploma de Estudios Avanzados perteneciente al programa del doctorado de Historia y Ciencias de la Música, departamento interfacultativo de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid.
Realiza conferencias y charlas formativas en diferentes ámbitos académicos y culturales.
Desde el año 2012 dirige el Coro Voces de la Sierra (Miraflores de la Sierra).