III Seminario Coro Las Veredas con Junkal Guerrero, por Enrique Martín
III Seminario de Canto Coral Coro las Veredas: Junkal Guerrero, directora invitada.
Son las diez de la mañana de un soleado día de invierno en un pequeño pueblo de la sierra madrileña. Junkal Guerrero entra en un bar donde estamos desayunando. Acaba de aterrizar desde San Sebastián para trabajar durante un fin de semana con los chicos del Coro las Veredas de Colmenarejo, en el III Seminario de Canto Coral del Coro las Veredas. También viene a terminar de dar forma y estrenar “Date a Volar”, una obra compuesta por Junkal, (encargada por el Coro las Veredas), sobre un poema de Alfonsina Storni.
Creo que, fuera de Euskadi, es más reconocida la trayectoria de Junkal Guerrero como compositora que como directora. Una simple en búsqueda en Google así me lo corrobora. Y no es que su fama como compositora no sea merecida. Ahí están, dentro del repertorio para voces iguales, su “Bi Bihozt” o “Non Degu Non”, entre muchas otras. Creo que su obra no debe ser reivindicada puesto que es una de las compositoras de referencia en Euskadi, junto a Ugalde, Sarasola, Busto, Élberdin y Azurza.
Junkal Guerrero es, desde el primer momento, una persona muy cercana con los niños. Magnética. Sorprende la gran tranquilidad que destila, al hablar, al moverse, al dirigir. Sus mensajes siempre tienen algo de positivo, incluso cuando señala los errores en los cantantes. Sus ejemplos vocales son precisos, no bombardea al coro con discursos estéticos vacíos. Desde el primer momento deja claro con su manera de llevar los ensayos que no ha hecho 500 kilómetros solo para caer simpática a los niños. Trabaja, trabaja y trabaja. Nunca una mala cara, nunca se da por vencida. El acorde está desafinado. No pasa nada, se vuelve a trabajar, voz por voz. Incide mucho en la actitud del cantante, en la búsqueda de un sonido bello: “La búsqueda de la belleza os hará mejores personas”, les dice en un momento a los niños. Magnífica definición de lo que es la música coral.
El trabajo es duro. No es fácil tener atentos desde la mañana a la tarde a un grupo de 55 niños entre los 10 y los 17 años. Lo consigue sin apenas esfuerzo aparente y con una sonrisa contagiosa.
Entre medias, trabaja un par de ratos con Cocoreando, el chiquicoro de las Veredas, dirigidos por Kike Cobo, con niños de entre 8 y 10 años, un coro de reciente formación, donde no hay selección de voces. Realiza en muy poco tiempo un excelente trabajo, les tranquiliza, aplaca y canaliza la energía de los niños. Sabe lo que quiere y también sabe hasta dónde puede llegar y hasta dónde puede exigir, teniendo en cuenta el grupo que tenga delante.
El concierto fue la consecuencia lógica del trabajo realizado durante el fin de semana. Obras muy exigentes como el Ave Maria de Kentaro Sato, Mariam Matrem Virginem de Michael McGlynn o la adaptación para voces iguales de Blue Bird, de C.V. Stanford sonaron sencillas en sus manos. Mención especial merece “Date a Volar”, una obra de una dificultad vocal reseñable (SSA div.), audaz desde el punto de vista armónico, y melódicamente deliciosa, que pone música a un precioso poema de Alfonsina Storni que habla alegóricamente de las abejas como símbolo de lo efímero de la juventud y la belleza. Todo un lujo para el Coro las Veredas.
Enrique Martín, director del Coro las Veredas