Un Réquiem de Mozart, por Felipe Bel
Un año más nos sorprende la fabulosa iniciativa de La Agrupación Coral de Coslada que para este fin de temporada, ha preparado un ambicioso y nada habitual programa (teniendo en cuenta las características y posibilidades de este tipo de formaciones corales) que esperemos que haga las delicias del publico asistente: el Réquiem de Wolfgang Amadeus Mozart.
Por todos es sabido la complejidad interpretativa de esta obra, debido sobre todo al estilo contrapuntístico y fugado (propio de la época) que incluye bastantes veces en el desarrollo de sus números. No poco tiempo ha llevado la preparación de esta obra, ni poco esfuerzo. Los números han sido grabados en voz, cuerda por cuerda, para así facilitar su rápido aprendizaje. A esto tenemos que añadir el exquisito y tenaz trabajo realizado por los jefes de cuerda, y la inestimable ayuda de la soprano y profesora de canto Berenice Musa, encargada de La Técnica Vocal de los cantantes coristas.
Y cuando el trabajo conjunto empezaba a funcionar, apareció otro problema. No había suficientes cantantes para asumir la labor, sobre todo en las cuerdas de hombres. Pero ante los problemas, soluciones y no fue nada difícil conseguir la colaboración de amigos cercanos al grupo y que ya tenían experiencia previa en la obra. De hecho, no se quiso hacer una convocatoria pública para cantantes porque habría desbordado la respuesta en una ciudad con tanta afición al canto Coral como es Madrid.
En este caso y ya que la versión es con órgano y timbales, la formación ideal de coro rondaba los 50 cantantes. 15 por cuerda en el caso de mujeres y 10 en el de hombres.
Y el trabajo fue dando sus frutos. Lo que parecía en principio algo casi imposible, se fue transformando en algo ilusionante y excitante y esto ha animado a los cantantes para ir superándose día a día.
En cuanto al organista, quien mejor que alguien que vive dentro del mundo de los coros: Rupert Damerell, organista, director, cantante y ¡lo que se lo ponga por delante! Los solistas, excelentes cantantes como son Teresa Barrientos, Marta Bornaechea y Pedro Adarraga, que además va a hacer de timbalero, y en la dirección…pero !un momento! ¿No falta un solista? Pues sí, y esa es la otra peculiaridad de este Réquiem, que el director se va a cantar el tenor. Si este artículo lo lee un académico le diremos que ante los presupuestos cortos, soluciones audaces. Pero si lo lee un amante de la música entenderá la doble gozada que es cantarse esta obra pudiendo dirigirla también. (Como a lo Biondi pero salvando distancias, o sea, en plan humilde)
Y esto es todo. Una versión peculiar del Réquiem de Mozart, que lleva sin lugar a dudas y una vez más, el sello de los ilusionantes proyectos que nacen en La Agrupación Coral de Coslada.
REQUIEM, WOLFGANG AMADEUS MOZART
(versión con órgano y timbales)
AGRUPACIÓN CORAL DE COSLADA
Rupert Damerell: Órgano
Teresa Barrientos: Soprano
Marta Bornaechea: Alto
Felipe Bel: Tenor
Pedro Adarraga: Bajo y Timbales Acústicos
Dirección: Felipe Bel
Domingo 19 de Junio de 2011 a las 20:30 horas.
Iglesia de San Pedro y San Pablo (Coslada)
Un Réquiem de Mozart, por Felipe Bel
Aquella tarde del 4 de Diciembre de 1791, las calles de Viena se encontraban insólitamente vacías. La semana anterior habían caído las primeras nevadas del tardío otoño, y tras unos días de fina lluvia la nieve se acumulaba tímida en los bordes de las aceras, pegada a los edificios y en las zonas de umbría. El ambiente era húmedo pero no excesivamente frío, y después de una mañana soleada, caía la tarde entrando una densa niebla en la ciudad.
En casa de los Mozart había un ambiente entristecido pero tranquilo. En la habitación contigua, Constanze, con Franz Xaber dormido en sus brazos hablaba dulcemente con Karl Thomas, de siete años. El pequeño, de cinco meses y Karl, eran los únicos supervivientes de los seis hijos que tuvo el matrimonio. En la cocina, Sophie, cuñada de Mozart, preparaba una sobria cena con el caldo de costilla del día anterior.
En la habitación principal, Wolfgang se hallaba tumbado en la cama con su cabeza girada hacia la ventana y la mirada en el crepúsculo de esa tarde vienesa. La fiebre se había calmado repentinamente y su mente se encontraba mucho más despejada. Ahora aparecían ante él infinidad de recuerdos. Aquellas tardes de verano en Salzburgo, cuando ante la atenta mirada de su padre, Leopold, él y su hermana Nannerl jugaban a interpretar sonatas para clave y violín en su casa natal. Su primer gran viaje a Munich cuando tenía siete años, para tocar ante José II de Habsburgo, al que le siguieron otros no menos importantes en los que fue recibido por La Emperatriz María Teresa, el mismísimo Luis XV o Jorge III de Inglaterra. Fue en uno de aquellos viajes donde conoció a un arrogante muchacho de cabellera pelirroja y rizada con el que entabló una gran amistad. Nada menos que J. Chistian, el hijo menor de Bach. Tampoco había olvidado la anécdota vivida en su viaje a Italia, cuando rindió ante sus pies al Papa Clemente XIV, al escribir esa noche en partitura, y casi a la perfección, el famoso y “custodiado” Miserere de Allegri, después de haberlo escuchado por la mañana en la Capilla Sixtina. La mirada de aquella niña de ojos grandes y pelo negro que siempre salía a recibirle cuando acudía a visitar a su hermana y enamorada Aloysa. Aquella niña, de tez angelical y rostro ilusionado, Constanze, que acabaría siendo su esposa. Sus grandes éxitos tras el estreno de El Rapto en el Serrallo, Las Bodas de Fígaro o la Flauta Mágica. El esplendoroso descubrimiento de la obra de Bach y Haendel a los que siempre admiró. El sabor agrio de sus fracasos como el de Don Giovanni. El gran vacío que sintió ante la muerte de su padre. La sensación de fracaso y congoja cuando su situación económica empeoró y su fama empezó a decaer. El olor de la piel del pequeño Franz al cogerlo en sus brazos, recién nacido…. Y aquella aparición escalofriante. Desde entonces no había podido dormir bien. Ese extraño mensajero que se había presentado encargándole la creación de un Réquiem y que ya se había vuelto en varias ocasiones apremiándole en su finalización.
Desde aquella aparición había sentido una trágica premonición. Ahora estaba convencido de que ese mensajero del destino le había encargado la música para su propio funeral.
En estos momentos se quedó dormido. La fiebre empezaba a volver y Constanze mandó llamar a Franz Süssmayr, alumno de Mozart, al que más adelante encargaría la finalización del Réquiem y que esa misma mañana había estado visitando a su maestro, para que fuera a buscar al doctor Closet, médico de la opera de Viena. Sobre las doce de la noche, llegó el doctor y aplicó unas compresas frías en la ardorosa frente de Mozart. Cuando se hubieron marchado los dos, entró Constanze en la estancia, le arropó, le acarició el rostro a la vez que besaba su mejilla, y abandonó sigilosamente la habitación para no despertarle.
Sobre la una de la madrugada una fría corriente de aire vienes apagaba la lámpara de aceite de uno de los más grandes regalos que la historia de la música nos ha dejado: Wolfgang Amadeus Mozart
Agrupación Coral de Coslada
Nacida en febrero de 2003, de la mano de la Directora Amalia Rodríguez, con origen en la Escuela Municipal de Música de Coslada, desde su inicio ha colaborado con el Ayuntamiento de Coslada en diferentes eventos bajo su patrocinio. Integra a personas de diferente procedencia y edades reunidas por su amor a la música. Ha participado en un ciclo de conciertos en diferentes localidades de la Comunidad de Madrid (Buitrago, Pozuelo, Guadarrama) junto a las corales Santa Mª del Castillo de Buitrago y Kantorei y la orquesta de Pozuelo de Alarcón interpretando la obra Carmina Burana de Carl Orff bajo la batuta de Pedro Nebreda y en diferentes conciertos de zarzuela. Desde 2004 organiza un encuentro anual navideño en el que se comparte la música con otras agrupaciones vocales de la Comunidad de Madrid. En Junio de 2008, con el apoyo de la Concejalía de Cultura de Coslada, la Agrupación Coral organizó un concierto para inaugurar las obras de remodelación del Auditorio al aire libre del Lago de Coslada. El concierto consistió en la representación de la obra Carmina Burana en el arreglo que el propio C. Orff realizó para dos pianos y percusión, y en él participaron otras cinco agrupaciones corales. En Junio de 2010 organizó un concierto en el Auditorio del Lago, “La Grandiosa Música Coral”, para pequeño grupo instrumental, cuarteto solista y coro, contando con la colaboración de otras cuatro agrupaciones corales más, y abordando fragmentos de grandes piezas de oratorio y coros de ópera. Recientemente ha participado en el X Encuentro de Corales en Rivas y en la XX Primavera de Música Ciudad de Los Poetas. Desde Septiembre de 2009 está dirigida por Felipe Bel.
Felipe Bel
Natural de Madrid, es Licenciado en Educación Física y Deportes por la Universidad Politécnica de Madrid y Profesor Superior de Canto por el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid.
Ha estudiado canto y especialización con Ramón Regidor, Pedro Gilavert y Josefina Arregui.
Desde 1988 pertenece al Coro de La Comunidad de Madrid y a otras formaciones musicales relevantes como el Grupo Alfonso X El Sabio, el Coro Cantiga y el Grupo Vocal Millenium. En 1987 ganó el tercer premio en el Concurso Internacional de Canto de Llangollen (País de Gales).
Ha participado como cantante y actor en diversas compañías de Zarzuela como son La Antología de la Zarzuela de José Tamayo y Ópera Cómica. Ha colaborado con las agrupaciones operísticas “Compañía Nacional de Ópera Barroca” y “Unilírica”, realizando papeles protagonistas. Ha cantado como solista en el Auditorio Nacional de Música y en el Teatro Real de Madrid.
En 2000 fundó el Grupo Hidrópicus, con el que viene realizado diversos conciertos escénico-cantados de creación propia por La Comunidad de Madrid. Ha dirigido el Coro de la escuela municipal de música de Colmenar Viejo y en dicha escuela ha sido profesor de canto, solfeo y conjunto coral. Ha colaborado con el coro San Jorge de Madrid como preparador vocal. Actualmente dirige La Agrupación Coral de Coslada y desde Enero de 2010 La Coral Allegro de Pinar de Chamartín.
Es miembro y colabora activamente con Voces para la Paz (Músicos solidarios) desde su fundación.