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Premios de Juan Pablo de Juan y Voces Graves de Madrid en el Grand Prix Varna-Bulgaria 2010

Publicado por el 31 May 2010 Sin Comentarios

Juan Pablo de Juan y Voces Graves de Madrid son una apuesta segura. En esta ocasión es de la International May Choir Comeptition 2010 de Varna (Bulgaria), de donde vuelven premiados. Y aunque con ellos siempre sea previsible y estemos mucho más que acostumbrados… ¡Nos sigue encantando oírlo!: ¡¡Enhorabuena, amigos!!

Firmando como Los chicos “graves” de Madrid nos cuentan su experiencia en este artículo.

Premios de Juan Pablo de Juan y Voces Graves de Madrid en el Grand Prix Varna-Bulgaria 2010

Cuando Paloma nos llamó para que escribiéramos una crónica para Coralea pensamos rápidamente en enviar la clásica nota de prensa del estilo:

El Coro de Voces Graves de Madrid ha participado en la 32ª May Choir Competion de Varna-Bulgaria que se ha celebrado del 13 al 16 de Mayo, concurso perteneciente al Gran Prix Europeo, que agrupa a los siete concursos más importantes de Europa. El jurado, compuesto por músicos de prestigio de siete países otorgó a Juan Pablo de Juan  el premio especial al mejor director joven revelación y el Coro de Voces Graves de Madrid quedo clasificado en segunda posición en el Gran Prix de Varna 2010 a tan solo un punto del coro ganador, el Coro Citta´di Roma, quien será quien finalmente represente a Varna en el  Grand Prix Europeo 2011 que se celebrará en Tolosa”

Pero esta nota no transmite lo que realmente vive cualquier coro cuando se enfrenta a una competición. Por eso hemos pensado en realizar una pequeña crónica de estilo personal que expresa lo verdaderamente importante para un coralista, lo que siente y vive cuando actúa. A ver qué tal nos sale.

Sábado 15 de Mayo, 15.22 horas, comienzo de otra vivencia inolvidable para un coro. En formación de salida el ejército de 32 cantantes se dispone a salir al campo de la más bella batalla. Algunos con la inocencia de un niño, todavía jugando y riendo, quizás producto de los nervios; los más, concentrados, con la mirada perdida posiblemente tratando de grabar de una vez por todas esa maldita letra o nota o dinámica o respiración que aún se resiste. Es verdaderamente increíble la enorme cantidad de factores que se han de tener presentes. La cabeza se convierte en un hervidero de detalles, en un mar empequeñecido donde los peces pugnan por sobrevivir. Todo es vano, al final triunfan el automatismo, el trabajo y… el corazón.

Con trabajo se forjó el éxito. Nos asaltan a la memoria recuerdos de la preparación del concurso de Varna. Recordamos a Juan Pablo empleando todo tipo de técnicas, extenuación por repetición, ensayos extraordinarios por cuerdas para que el todo sonara como un uno; por cuartetos para afianzar seguridades; cantar con luces apagadas; cantar andando (esto debe ser lo que llaman Andante); concentraciones tipo Gran Hermano… en definitiva, descubrimos la vasta capacidad del jefe y amigo para concebir tropelías y facilitar la demanda de divorcio por parte de nuestras abnegadas y a veces queridas señoras.

Todo ese trabajo se concretó el día anterior en la fase de grupos, donde nuestro contrincante a batir era un coro de voces blancas de Japón de prestigio internacional acreditado en su historial. Es más que probable que repentinamente nos hiciéramos conscientes de la envergadura del evento y nació el temor que germina en la responsabilidad.  Salimos a un escenario inmenso, con  las butacas prácticamente vacías en donde solo destacaba la fila central, en donde estaban vigilantes los siete miembros del jurado. La verdad es que parecía todo menos un ambiente amigable que invitara a cantar. Nosotros sin público estamos solos. Cantamos bien, para los pocos que nos oyeron muy bien, pero sabíamos que lo habíamos hecho por debajo de nuestras posibilidades.

En la cena, mientras los animadores habituales del grupo, hacían gala de sus últimos chistes (y algunos del que siempre cuentan como nuevo), cualquier ring del teléfono tenía el efecto de un inhibidor de tiempo. Esperábamos ansiosos la resolución del jurado. Por fin llegaron las noticias. Nos enteramos que, si bien en el aspecto técnico habíamos cometido algún fallo, en el interpretativo y dinámico habíamos hecho mella en el jurado, habituado a la perfección nórdica y desacostumbrado del apasionamiento latino. Había un problema, querían que japonesas y españoles pasaran a la final del Grand Prix pero  “solo podía quedar uno”. Alguien encontró la solución. Resolvieron dejar el primer premio desierto y compartir el segundo entre los dos coros, lo que nos daba derecho a competir al día siguiente con los ganadores del resto de las categorías. El efecto de la noticia fue fulminante… abandono de copas para cuidar las voces para el día siguiente. El objetivo de nuestra participación estaba conseguido y ya solo empezamos a hablar de lo que queríamos al día siguiente era disfrutar

Y así llegamos a esa fila que mencionamos al comienzo del relato. Cinco minutos para salir, esta vez con la determinación de abandonar inquietudes y cantar como sabemos, gozando, interpretando, dejando que el poso del esfuerzo de los últimos meses brotara espontáneamente. Ahora sí que el patio de butacas estaba lleno. No queríamos premios, queríamos solo disfrutar. Cuando entre nosotros escuchamos que el coro lloraba, música y ojos, durante la actuación y observamos los rostros arrebatados de los espectadores e, increíble, de algunos miembros del jurado, sabíamos que habíamos triunfado: por encima de la competición la música habló en el corazón multilingüe de la muchedumbre con sus aplausos.

Por la noche llegaron los premios. Cuando dijeron el nombre de Juan Pablo de Juan, nuestro grito fue ensordecedor. Todo fueron abrazos, aspavientos, saltos y de nuevo lagrimas para agradecer a Juan Pablo todo su esfuerzo, dedicación, paciencia y pasión.

Nos enteramos que habíamos quedado solo a un punto (sobre 100) del coro Citta d´Roma quien finalmente gano el Grand Prix Varna 2010 y que representará al Concurso en Tolosa 2011.

Pero no nos importaba. El objetivo había sido cumplido, habíamos disfrutado y compartido nuestra música con el público, lema de este coro desde que un grupo de amigos iniciamos esta maravillosa aventura.

Juan Pablo de Juan, premio especial al mejor director joven revelación

Desde Junio de 2004, el director titular del Coro de Voces Graves de Madrid es Juan Pablo de Juan, quien ha asumido el reto de la nueva etapa iniciada por el coro. Juan Pablo de Juan comenzó sus estudios musicales en el conservatorio de su ciudad natal, Melilla, ampliándolos en el Conservatorio Superior de Música de Málaga. Recibió formación pianística de Guillermo González, Fernando Puchol, Juan Fernández y Ramón Coll.
Trasladó su residencia a Madrid para desarrollar los estudios de Canto y de Dirección de Orquesta en el Conservatorio Superior de Música.

En su formación vocal ha estudiado con Teresa Tourné y Ana Rodrigo. Ha ampliado estudios de dirección coral con maestros como García Nieto, Enrique García Asensio, Pilar Alvira, M.Carmen Arroyo, Josep Pons, F.Grau Vergara y Jesús López Cobos.

En 2006 fué seleccionado por la Joven Orquesta Nacional de España (JONDE) dentro del grupo de jóvenes directores que trabajó con la orquesta. Actualmente es miembro del Coro de RTVE, director titular del Coro Eurolírica, del Coro de Voces Graves de Madrid GGC y director invitado de la Orquesta Filarmonía de Madrid a la que ha dirigido numerosas óperas en los principales auditorios españoles.


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