Enrique Azurza es entrevistado por Diariovasco.com

Enrique Azurza ha vuelto a sus orígenes. Se ha situado de nuevo al frente del coro Hodeiertz, afrontando una nueva etapa que encara con entusiasmo y energía.

–¿Por qué ha decidido de nuevo volver a dirigir al coro?

-Se han dado una serie de circunstancias. Llevo dos años dirigiendo el coro del Palacio de Festivales de Santander, y me era imposible compaginarlo todo. Este año he reducido mi presencia allí, y también Jorge Apodaca, quien me sustituyó, volvía a Zaragoza después de finalizar sus estudios en Musikene. Así que todo encajaba, he vuelto con mucho gusto a mis orígenes, y el coro también me ha recibido con cariño.

–Son años difíciles pero creo que no le ha faltado trabajo…

-Afortunadamente ha sido así. Además del coro lírico de Cantabria, he seguido dirigiendo al coro de la UPV/EHU en Bilbao y al grupo vocal Kea, además de mis clases de canto coral en Musikene. He aumentado mi presencia como jurado en certámenes internacionales. He estado en Hong-Kong, Corea del Sur, Suiza y he estado muy activo en las federaciones de coros del País Vasco. También dirijo el Certamen de Ejea de los Caballeros, en Zaragoza… No me puedo quejar.

–Las agrupaciones corales sufren la falta de coralistas, en especial hombres. ¿Por qué ocurre esto?

-La falta de chicos es un mal endémico para todos los coros del mundo. Aún así, vamos sobreviviendo. Es un problema general de nuestra sociedad, donde se da preferencia al deporte en todos los ámbitos. Por desgracia, y, dicho con todo el respeto hacia las actividades deportivas, esto no parece que vaya a cambiar en mucho tiempo. Tampoco hay ningún interés público en incorporar el canto coral a la escuela, y en la educación musical, la presencia del canto coral ha retrocedido.