Siglo XXI en el Festival de Música Contemporánea, por Laura Tejedor
Compartimos la estupenda crítica de Laura Tejedor -publicada en entrescantos.es– sobre el concierto que el Grupo Vocal Siglo XXI dió el pasado 31 de octubre enmarcado en el X Festival Internacional de Música Contemporánea de Tres Cantos.
El grupo vocal Siglo XXI brilla con fuerza en el Festival de Música Contemporánea
Un coro de 25 voces masculinas y femeninas emocionaron al público asistente en una armoniosa combinación de lo contemporáneo y lo renacentista.
La imposible fusión de lo antiguo y lo moderno
A las 12 de la mañana del domingo 31 de octubre daba comienzo este bello espectáculo, interpretado por Grupo Vocal Siglo XXI, un coro mixto de nueve años de vida que actúa principalmente en la comunidad de Madrid.
Su fin: transmitir todas las sensaciones de una pieza, el medio: aunar lo antiguo y lo moderno, el renacimiento y la contemporaneidad, en una mezcla imposible pero armoniosa, con grandes similitudes.
La diferencia la explica la soprano Asunción, para quien “la música clásica o romántica es melódica, permite que uno se quede con una musiquilla en la cabeza, en cambio la música antigua o contemporánea aporta la expresión, los signos de articulación, las modificaciones dinámicas y rítmicas… en detrimento de la melodía”.
La elegida para la apertura fue Sept Chansons, del compositor Francisc Poulenc, una serie de 7 canciones sobre poemas de poetas impresionistas, de las que interpretaron las piezas I, II, V Y VII. Rítmicas, y emocionantes, cada parte era un sorprendente cambio de ritmo de la anterior.
Tras la interpretación en francés, una emocionante oda a la belleza de la naturaleza emocionaba a los asistentes. La armoniosa y poética:For the beauty of the earth (de Phillip Stopford) que, rompiendo con la línea arrítmica que caracteriza a gran parte de la música contemporánea, ofreció un espectáculo sentido y melódico.
De lo profano pasaron a lo religioso con Avemaría, consagrada como la obra más conocida de Franz Biebl. Un canto a la virgen sentido y armonioso, que incluye pasajes bíblicos como el anuncio del nacimiento de Cristo o el saludo de Isabel a María, cantados en solitario por el tenor y la soprano respectivamente, para acabar en un amén majestuoso que llenó la sala de aplausos.
Segundos después el grupo vocal siglo XXI cambiaba de ubicación situando a las mujeres en primer plano para interpretar otro cambio, en este caso estilístico: A la flor de nada imponía un ritmo más contemporáneo, con mezcla de la voz cantada y hablada en una obra donde cabían las risas, los ruidos de los cascos de caballos y hasta “frases fugadas que se persiguen unas a otras llegando a un terreno difuso y atonal, para luego penetrar en un ambiente de misterio … increccendo hasta el llanto” (en palabras del compositor Kurosh Khan Afshar). El resultado: un esfuerzo por el ritmo desde el terreno de la creatividad y la introducción de nuevas formas recreando una deliciosa mezcla de estilos.
De nuevo religiosa, el estreno Paternóster mantuvo la línea de pureza y riqueza de la anterior, con énfasis en el aspecto dramático y logrando subir al escenario a un agradecido Sebastián Mariné al final de la pieza.
Algo más breve pero intensa fue Lux aurunque, de Eric Whitacre, que manifestó un bello contraste con Tangueando, un tango coral definido por la tenor Asunción como “una pieza asemántica, con texto sin significado y gran énfasis en la expresión”
El final de esta parte contemporánea lo puso Riveder La Stelle en un emocionante cántico que dio vida al pasaje de la divina comedia de Dante Alighieri, relatando las pruebas a las que el peregrino tuvo que enfrentarse en su camino al infierno hasta alcanzar la visión de la luz suprema.
Un inesperado giro: la inclusión del Renacimiento
Una inesperada segunda parte (debido a un cambio en la previsión del Festival) introdujo sin previo aviso y en un salto de seis siglos hacia atrás, la música renacentista. “¿Es posible que en un festival de música contemporánea se pueda incluir aquí el Renacimiento?” se preguntaba una de las vocalistas e improvisada narradora, “nosotros creemos que sí”, se respondía segundos después, “la música como arte sublime no tiene etiquetas ni fronteras estéticas”.
Su afirmación quedó verificada cuando los primeros sonidos de la primera obra rompieron el silencio en una suave transición de estilos que en seguida atrapó a los asistentes. Los géneros que siguieron recordaron en extremo a los anteriores: armónicos, cantábiles y con gran importancia de las voces, características muy similares a las que encontramos en la música contemporánea.
Así, abrieron las misas de Gloria y Agnus (ambas de G.P. Palestina), dos cánticos religiosos que reconocen el poder de Dios y su santidad, seguidas del madrigal: Eco Mormorar l´onde, configurado como una de las formas más importantes de la época y calificada de “pintura de las palabras”, capaz de imitar carcajadas con rápidas notas y suspiros con notas que caen a tonos inferiores.
Un cambio de estilo nos trajo dos obras de temática cómica: una Galiarda (Chi la Galiarda de Baldassare Donato) donde se representa la invitación al baile del hombre a la mujer y Cappricciata e Contrapunto bestiale alla mente, una satírica canción interpretada por los bajos en primer plano donde los coristas, careta incluida, realizaron un performance imitando a animales del bosque, en una mezcla de bailes, voces cantadas y habladas, acompañados de burlescos cucús, miaus y guaus.
Siglo XXI no quiso terminar sin regalar un bis: un Chacón o danza española llamada Aranés, que levantó la ovación y puesta en pie del público, cerrando así una mañana de fusión de buena música.
Laura Tejedor