Cantate Mundi. La Jornada, por Elena González
Ahora que Cantate Mundi nos invita a participar en su 2º Taller Coral “En-Armonía” los días 16 y 17 de noviembre, conozcamos cómo se desarrolló la primera de sus convocatorias: la 1º Jornada Coral “A ritmo de Espirituales Negros y Close Harmony”
Cantate Mundi. La Jornada
Llegó el día del estreno.
El día 29 de junio nos trajo la celebración de la Primera Jornada Coral de Cantate Mundi. Espirituales negros, góspel y barbershop era la temática elegida por Bart Vandewege para esta primera jornada.
Piezas cuidadosamente seleccionadas, tratadas con mimo, para conseguir el resultado buscado: disfrutar y compartir buena música.
Cincuenta personas llevadas allí por amistad, curiosidad, diversión, recomendación de alguien… daba igual por qué habían llegado; lo realmente importante era cómo se sentirían durante el día. Eso era lo que nos importaba de verdad.
Cuando se está ante un grupo que disfruta, es muy sencillo notarlo, porque se ve en los ojos de la gente, en las miradas, en las actitudes, en cómo se trabaja, en cómo y cuánto se sonríe. El sábado 29 creo que todos disfrutamos. Aparte de esa sensación de estar en la nube cuando se acaba, lo supe por la frase constantemente repetida por cada uno de los asistentes en la despedida: “no dejéis de avisarme para la próxima vez”. “Gracias” era la palabra más repetida por parte de todos.
Desde luego, por mí la primera. Un enorme GRACIAS a todos. A cada uno de los asistentes, por confiar en nosotros, en Cantate Mundi, por permitirnos haceros llegar la ilusión y el trabajo de estos meses de atrás. Por y para vosotros hemos puesto nuestra dedicación y nuestro cariño en cada detalle de esta Jornada, y sólo confiamos en que os haya llegado de esta manera. Si vosotros habéis disfrutado, nuestro objetivo se habrá cumplido con creces.
Gracias a las ilustres visitas que tuvimos durante la jornada: Juan Carlos Arnanz (Voces para la Paz) y Juan Pablo de Juan. El primero vino a vernos, a apoyarnos, a saludarnos, permitiéndonos durante unas horas, además, disfrutar del privilegio de verle unirse cantando a nuestra cuerda de bajos. ¡Qué lujo para Cantate Mundi! Gracias a Juan Carlos también que puso en nuestro camino a Gerardo López Laguna, quien aceptó encantado acompañarnos con su maestría al piano.
Como muy bien dijo Bart, hay muchos buenos pianistas, pero no muchos que sepan improvisar como él lo hace. Pasados diez minutos apenas desde el inicio del curso, y con esta más que evidente cualidad de Gerardo, Bart le dijo: “desde este momento, haz lo que te dé la gana”.
Y “lo que le dio la gana” durante todo el día fue dejarnos fascinados, asombrados, erizarnos la piel: con la introducción a cada pieza, nunca igual una vez a la siguiente (es lo que tienen las improvisaciones), con su acompañamiento en las obras, con su ejemplificación práctica de cada cosa que Bart nos explicaba con palabras… Verle disfrutar de su trabajo es algo que nos llegó a todos. Emociona encontrarse con esa pasión por la música.
Otra de las ilustres visitas fue la de Juan Pablo de Juan. Le esperábamos para anunciar con su presencia la siguiente jornada de Cantate Mundi, en otoño.
No lo hice públicamente, pero quiero enmendar el error dándole aquí las gracias por esa rápida visita, teniendo en cuenta el día que tenía él por delante (un ensayo y dos conciertos) y lo que le tocó correr cruzando Madrid para acompañarnos durante apenas unos minutos.
Bart Vandewege y Juan Pablo de Juan serán, por tanto, los maestros que impartirán conjuntamente el segundo curso coral de Cantate Mundi, un curso para voces blancas al que ya estamos dando forma. ¿Quién se lo va a perder?
Mil gracias a Berni por las fotos que durante todo el día estuvo realizando. Gracias a ellas, todos podremos tener grabado el recuerdo firme de lo que el sábado 29 vivimos. La jornada en imágenes. Y gracias también a Alicia que desde primera hora de la mañana ayudó con la logística: acreditaciones, reparto de material, colocación, etc. ¡Estas ayudas espontáneas dicen tanto de las personas!
La jornada tuvo además un algo especial. Creo que hay una palabra que la define muy bien: entrañable. Una persona la definió además como “terapia”, ella sabe a quién me refiero. Quizás te haya servido de terapia, ojalá, pero tú nos has servido a muchos de ejemplo de fuerza y ánimo. Un beso muy especial.
Entre los asistentes, hemos tenido un grupo de cinco hermanas cantando; dos grupos más de dos hermanas; dos matrimonios, primos, antiguos compañeros de coro de los que la vida por circunstancias te aleja y que ese día vienen para estar a tu lado, amigos que recorren muchos kilómetros para disfrutar del día…
Y luego, en la pequeña muestra abierta al público que hicimos tras la jornada, fue entrañable también ver en ese público a unos padres mayores a quienes ni el andador impidió ir a disfrutar de la música; a ese tío que se acercó a Bart y le pidió que repitiéramos una de las obras porque le había encantado; parejas, hijos, hermanos, muchos de nosotros tuvimos allí a ese público siempre incondicional, siempre agradecido y siempre cálido. Entrañable…
Y Bart. Le dejo para el final porque no es un final, sino un principio, una continuidad. Un camino y un proceso el que hemos iniciado y un futuro coral que creo vemos muy claro.
Gracias por transmitir la música como lo haces, con sencillez pero lleno de sentimientos, siempre enseñando, siempre maestro. Gracias por haberte planteado el inicio de esta aventura llamada Cantate Mundi y por permitirme vivirla tan de cerca. Gracias por la confianza que desde el primer momento has mostrado y por valorar cada mínimo detalle de todo el proceso.
Unos días por delante para disfrutar del recuerdo de la primera jornada, un pequeño descanso, y a dar forma ya a la segunda. ¡Deseando poner manos a la obra!
Elena González Correcher