EAE: XXX Academia de Dirección Coral, por Javi Landaren
A mi edad es difícil ya emocionarse con algo. Quizá cuando veo corretear a mi nieto o balbucear sus primeras palabras. Pero lo que hicimos el 21 de julio en Plentzia, fué algo grande. Las caras eran fiel reflejo de las emociones que allí se habían desatado.
¿Por qué 80 personas, muy jóvenes la mayoría, unos pocos veteranos, deciden pasar sus vacaciones haciendo un Curso, duro, muy duro, de Dirección Coral? ¿Porqué sacrifican sus días de playa, de monte, de familia, hasta de “viaje de bodas”, sí, sí, etc… para encerrarse en una clase en ocasiones estresante? Porque ese es su disfrute, su vacación perfecta, compartir con otras personas su afición e ilusión que es la música.
Una parte en la Historia de la música, la Coral. La E.A.E.-Confederación de Coros del País Vasco, cada año, con Amaia a la cabeza,(cómo olvidarse de Paula), se esfuerza en hacer más atractiva la Academia. Nuevas propuestas, como la Gestión Cultural o la Introducción a la Dirección Coral para muchachos/as muy jóvenes, hacen que el número de alumnos continúe creciendo. Y los Profesores con la misma ilusión o mayor que los alumnos. Qué decir de Maite Oca, todo pasión en la palabra para intentar transmitir lo que ella siente en cada obra que trabaja, Esteban Urzelay, siempre sonriente, siempre animoso, dando una ración de optimismo, y Werner Pfaff, maestro, genial hasta en la mímica, volcando todo su saber en los alumnos, sin guardarse nada. No puedo dejar de lado el reconocimiento hacia el Ayuntamiento de Plentzia, con su Alcaldesa Isabel Zarauza a la cabeza, y su Concejal de Cultura, Ramón Anasagasti a los mandos, que por segundo año consecutivo nos han acogido fervientemente y con todo el cariño del mundo. Ellos y el pueblo plentziano han sabido reconocer, en primer lugar, el esfuerzo, y en segundo lugar la valía de los coros que tenían delante.
Y digo coros porque cada Curso presentó el suyo. Comenzaron los de 1º impregnados de la vehemencia de su profesora. Todos los años hace lo mismo. Selecciona obras cortas para que puedan salir a dirigir el máximo de alumnos posible y así poder mostrar sus progresos. Una selección perfecta de pequeñas obras, alguna hasta con coreografía, que colocaron al público en la situación perfecta para lo que vendría después. Buenas voces, alguna de tronío, y un trabajoexquisito. Seguro que se les ha hecho cortísima la semana. Con Maite, es fácil. Los de 2º, puestos, muy puestos. Sensación de gran coro, empaste, afinación, equilibrio, acercamiento a los textos, variedad en el repertorio. No es cuestión de hacer un análisis a cada obra, pero gustaron y mucho. Los Alumnos-Directores muy preparados, cumplieron a la perfección su papel. Qué energía la de Mirengu, supo transmitir esa energía a los suyos.Y qué decir de 3º…
Este año, para no sufrir el stress de tener que estudiar y preparar las obras y soportar un exámen diario, decidí apuntarme al Coro Piloto. Qué gran acierto. He vivido “los toros” desde la barrera, pero con la misma intensidad. Gran ayuda del Coro Ametsa Gazte de Irún con su Dire, Jon, a la cabeza. Excelente futuro y una realidad actual. Cómo se han volcado en la ayuda a otros cursos, rellenando las cuerdas que estaban un poco “cojas”, y a la vez, participando con toda su alma en todo aquello que Werner Pfaff requería. Que ha sido mucho.Su experiencia le ha llevado a manejar con delicadeza, pero con mano firme, un coro que ha moldeado como ha querido porque se dió cuenta desde el primer día que lo que tenía delante era especial. Y así nos lo hizo saber un día antes del Concierto: “Sois el mejor Coro Piloto que me he encontrado nunca”. El halago no cayó en saco roto ni sirvió de relajación. Cinco obras, Oltra, Bach, Debussy, Brahms, y Piazolla, compusieron una mezcla explosiva, y digo explosiva, porque consiguió enamorar al público asistente, desde el mismo momento en que Nacho (qué gran voz) recitó el poema de García Lorca como preámbulo y puesta en situación de la Canción del Jinete. Bach nos transportó, con su fuga del “Jesu, maine Freude” a otros tiempos pero sin perder su vigencia. El que no haya cantado en alguna ocasión a Bach, no sabrá nunca que las emociones son distintas a todas las demás. Me gustó sobremanera la versión que hicimos de la primera de las “Trois chansons” de Debussy. La directora seleccionada (su cara lo decía todo) entre los alumnos nos impregnó de un halo de misterio, con un fraseo perfecto del francés, destacando unos pianísimos como en mi vida los había hecho, pero que impregnaron el recinto religioso de sutileza y delicadeza. Bravo por ella, alcanzó perfectamente lo que los autores tanto de la letra como de la música quisieron transmitir, de una Francia que se adivinaba cercana pero que estaba muy lejana para el autor. Disfrutó ella y disfrutamos nosotros con ella. El cambio total de estilo en el nº 17 Nachtwache I de Brahms no arredró a los cantores que con la ayuda inestimable de Werner Pfaff, nos obligó a una dicción exquisita del alemán. Un canon perfecto para distinguir la calidad de las voces tanto femeninas como masculinas.Y para terminar, qué mejor que un tango. El arreglo coral de Zadoff del “Adios Nonino” del gran compositor argentino Astor Piazolla, sirvió de colofón para dar rienda suelta a toda la energía reservada hasta entonces. La experiencia de Aitor Biain fué la mano perfecta que nos llevó al éxtasis. Exagero? Quizá sí, pero nadie me puede quitar ya, esa sensación. Y para terminar, todos juntos. Un gran coro. Maite, no sufras. Los aplausos del fallido ensayo, eran sinceros. Intentas contagiar la perfección que quieres para tí, pero no siempre es posible. Tu reconocimiento de ello, te honra. Y qué decir de la Canción de Cuna de Jaakko Mäntyjarvi. A priori me pareció imposible de cantar pero con Werner, fué sencillo. Cuatro indicaciones y ya está. Fácil, diáfano, y el coro a su altura. No se le escapó a Esteban, Subdirector del Orfeón Donostiarra, que debía elegir una obra adecuada que sirviese de final clamoroso y glorioso por lo que eligió una obra tradicional de la Iglesia Evangelista Americana armonizada por la gran arreglista Alice Parker. Vibrante, puso al público en pié y a nosotros enardecidos cual Coro de Gospel.
En definitiva. Un gran encuentro. Unos coros excelentes, de una gran calidad vocal, y unos profesores volcados.
Paula, apúntame para el año que viene.
Javi Landaren