Madrid en-canto, por Dante Andreo
Madrid en-canto, por Dante Andreo
La primavera irrumpió en Madrid este año casi de forma violenta y de una manera tempestuosa las calles, plazas y avenidas fueron tomadas por ruidosas hordas de gente que durante el día y la noche poblaron sus terrazas y aceras.
Vivo en el corazón de Malasaña, en un primer piso con balcones a la calle, y fui testigo de este fenómeno callejero que ocurre cada año acompañando el verde despertar de la vegetación urbana.
Casi al mismo tiempo, otra primavera cargada de sonidos inundó las naves de las innumerables iglesias, otrora apacibles y silenciosas, dispersas por la ciudad.
Debido a la proximidad de la celebración litúrgica de la Semana Santa cristiana, numerosos Ciclos Corales y Conciertos de Música Sacra de todo tipo, se dan cita en esta época del año.
Tuve oportunidad de asistir a varios de estos eventos musicales a los que concurrí gustosamente impulsado no solo por el puro interés musical de los conciertos, sino también para observar y evaluar el cada vez más pujante movimiento Coral madrileño.
En primer lugar quiero destacar muy positivamente la cantidad de público que casi en todas las ocasiones llenaron las iglesias. A veces filas interminables de personas desde una hora antes del comienzo se agolpaban en las aceras esperando pacientemente la apertura de las puertas del recinto. En varias ocasiones me tocó, como a muchos, resistir de pié todo el concierto, esperando inútilmente que alguien por cansancio o aburrimiento (¡como ocurría con frecuencia años atrás!) abandonara su asiento.
Como es natural en este tipo de Ciclos Corales, tuvimos la oportunidad de escuchar a grupos de diversas características, niveles y estilos, supongo que todos ellos guiados por el más noble interés artístico, pero no siempre con igual acierto y fortuna en sus resultados.
Solo me permitiré comentar brevemente los Conciertos que me han parecido más interesantes, dejando de lado los que considero de menor o nulo interés por su escaso aporte en cuanto a elección de repertorio, trabajo técnico, calidad interpretativa, etc.
No quiero dejar de mencionar, sin embargo, que soy consciente de que el movimiento coral en Madrid y en España en general, excepto honrosas excepciones, se sigue nutriendo en su mayoría de personas aficionadas al canto, que con generosa entrega ofrecen su tiempo y sus escasos recursos, muy pocas veces alentados por el aporte económico de las instituciones sociales y culturales, tanto públicas como privadas que debieran sustentar estas actividades tan necesarias y demandadas por la sociedad.
No me parece adecuado, sin embargo, que, a veces, al frente de estas agrupaciones corales se encuentren directores (frecuentemente avalados por un abultado curriculum de estudios y actividades realizadas) que con sus escasos (y a veces nulos) conocimientos del instrumento que manejan, el repertorio que escogen, los detalles estilísticos que toda interpretación musical requiere, etc. ponen en evidencia su osadía frente a un público que a veces aplaude de pié sus interpretaciones. Y lo más desolador es que a veces a algunos de estos osados “directores” (por suerte en pocas ocasiones) también se los suele ver al frente de coros “profesionales”.
Pero he dicho que me centraría en los Conciertos que me parecieron más interesantes:
Sin duda el concierto que me pareció más relevante fue el que ofreció el coro de cámara “Ars Nova Copenhagen”, dirigido por Paul Hillier en el Auditorio Nacional de Música, dentro del III Ciclo de Música Coral de la Orquesta y Coro Nacionales de España. El prestigioso maestro inglés, al frente de este extraordinario grupo de cantantes profesionales, reconocido como uno de los mejores conjuntos vocales europeos, realizó un modélico concierto si lo analizamos desde cualquier punto de vista. El programa, de extraordinaria complejidad y belleza, estuvo diagramado en torno a la exquisita música inglesa de la época de los Tudor, alternada con algunas de las mejores composiciones de Arvo Pärt (Estonia, 1935). Si tuviéramos que destacar los momentos más emocionantes del concierto yo diría que fueron las interpretaciones de las obras de los dos más grandes polifonistas de la época de los Tudor, el magnífico “Salvator mundi” a cinco voces de Thomas Tallis (1505-1585) y el bellísimo “Agnus Dei” de la Misa a cuatro Voces de William Byrd a las que hay que agregar el descarnado, casi espiritual “Magnificat” de Arvo Pärt, autor en cuya interpretación Hillier es especialista y al que dedica gran parte de su actuación profesional.
El conjunto “Ars Nova de Copenhagen”, con un bellísimo sonido, impecable afinación, y con un exquisito fraseo y musicalidad nos dio una verdadera cátedra de canto coral en unas interpretaciones llenas de expresividad y buen gusto.
EL “Coro de Voces Graves de Madrid” dirigido por Juan Pablo de Juan, hizo, dentro del Festival de Arte Sacro de la Comunidad de Madrid un interesantísimo programa homenaje a Franz Liszt (1811-1886) en el bicentenario de su nacimiento interpretando, en primera audición para España, su famosa “Misa de Requiem” para cuatro solistas, Coro de hombres, metales, percusión y órgano. Tuve oportunidad de asistir a uno de los tres conciertos que realizaron con este interesante e infrecuente programa, en el Teatro Municipal José María Rodero de Torrejón de Ardoz.
Con una puesta un tanto teatral, Juan Pablo de Juan (excelente maestro de ceremonias) nos introdujo magistralmente en el clima de la época y en la intencionalidad del autor de esta bella y emotiva partitura que en muy pocas ocasiones tenemos oportunidad de escuchar. Tanto por lo infrecuente de la obra, así como por la excelente interpretación del magnífico conjunto coral masculino que sonó empastado, afinado y lleno de matices y colores en su variada paleta dinámica debemos felicitar el trabajo de este destacado coro madrileño y a su joven, talentoso e infatigable director.
En cuanto a los Conciertos cuyo programa se centró en la interpretación de “Música Antigua”, repertorio que a mí me interesa especialmente y a cuya interpretación he dedicado gran parte de mi vida, voy a comentar algunos en los que me parece que se han obtenido unos excelentes resultados a pesar de que no existe en Madrid (al menos que yo sepa) una escuela específica donde se enseñen estos repertorios históricos, cuya interpretación requiere especiales conocimientos estilísticos ya que la técnica gestual de dirección y de entrenamiento vocal actual difiere en mucho de la de esa época.
En primer lugar quiero destacar, no solo por el excelente trabajo musical, sino también por el monumental esfuerzo que está realizando el maestro Oscar Gershensohn al frente de la Capilla Real de Madrid en la interpretación de la obra vocal integral de J. S. Bach.
Tuve oportunidad de asistir al Concierto extraordinario de Semana Santa en el que interpretaron la “Misa en si menor” BWV 232, con la colaboración de la Orquesta “Hippocampus” dirigida por Alberto Martínez Molina. Ambas agrupaciones realizaron una magnífica versión, llena de vitalidad y sentimiento (aunque que a veces, en el afán de llevar la obra en los tempos en que actualmente se especula que debieron ser los adecuados a la época, excedía, en los matices y la dinámica las posibilidades auditivas de la iglesia). Disfrutamos de momentos de gran intensidad emocional en los que Gershensohn supo poner en evidencia toda la belleza de este “monumento musical”. Fue una alegría enorme para mí asistir a este concierto ya que hacía muchos años que no escuchaba a la Capilla Real de Madrid, de cuya fundación, hace ya 20 años, fui un testigo muy cercano.
Otros dos Conciertos de Música antigua me parecieron interesantes, (aunque desiguales en su resultado artístico), sobre todo por su infrecuente y arriesgada elección del repertorio: el “Ensemble Vocal Thesaurus” de Madrid con la colaboración del Ensemble “La Danserye” cuarteto de ministriles de Calasparra, Murcia y la “Capilla Renacentista” dirigida por Carlos Delgado Acosta. Los primeros se remontaron a principios del Renacimiento con la “Missa pro defunctis” de Jean Richafort (h. 1480 – h.1547) intercalada con algunos motetes de Josquin des Prés (h.1450 – 1521), Francisco de Peñalosa (h. 1470 – 1528) y Johannes Anchieta (h. 1462 – 1523).
Un poco menos logrado en el caso del “Ensemble Vocal Thesaurus”, (debido a la dificultad de la obra, concebida y destinada, tal como eran los cánones de la época, para timbres y registros vocales en desuso actualmente) y con un resultado más exitoso en la “Capilla Renacentista” (qué hermosa es la música de Heinrich Schütz y qué poco es interpretada!) ambas agrupaciones, cuyos miembros son muy jóvenes, presentaron un programa muy atractivo y estilísticamente muy dignamente interpretado.
Tomás Luis de Victoria (1548-1611), el más grande polifonista español de todos los tiempos, es sin duda uno de los autores cuyas obras siempre están presentes en los programas corales. Este año lo es con más razón al conmemorarse el cuarto centenario de su fallecimiento en Madrid.
Soy un asiduo concurrente al Certamen Internacional Coral de Tolosa, el más importante evento coral a nivel internacional que se realiza en España, y allí pude comprobar también que los más galardonados Coros del mundo que se dan cita en ese evento, traen en sus repertorios casi siempre una obra del maestro abulense. Lástima que con frecuencia, debido al incomprensible desconocimiento de la mayoría de las composiciones de este prolífico polifonista, casi todos ellos coinciden en la interpretación de las mismas obras.
En este sentido quería destacar el concierto que realizó el “Coro Gaudeamus” de Madrid que, con la dirección de Rubén Martínez Ortiz, realizó el monumental “Officium Defunctorum”, compuesta en 1603 en el convento de las Descalzas Reales, y publicada en 1605, pocos años antes de su muerte. El Maestro Martínez, (que dirige este coro desde hace 23 años), hizo una versión muy digna, teniendo en cuenta la magnitud y dificultad de la obra, ajustándose estilísticamente a los cánones de la época, (sin las concesiones interpretativas de carácter romántico que se hacen frecuentemente para que el público “no se aburra”…).
No quería terminar este comentario, sin mencionar el último gran momento de emoción estética y espiritual que vivimos en la iglesia del monasterio de Uclés, en Cuenca, el Domingo de Ramos, al asistir (qué emoción y qué belleza!) a la ceremonia de la procesión de los ramos y la Misa cantada en latín, según los cánones de la época, por dos excelentes grupos corales, especializados en sus respectivos repertorios: la “Schola Antiqua” de Madrid, dirigida por Juan Carlos Asensio y el “Ensemble plus ultra” dirigido por Michael Noone. Lo más emocionante que tuvimos oportunidad de vivir los que allí estábamos fue sentir esa música histórica “en tiempo real”, tal como se hacía en la época. Envueltos en la serenidad de ese paisaje rural y sobrecogidos por la belleza monumental de ese inmenso monasterio, nos transportamos más de cuatro siglos atrás conducidos por el Canto Llano de los Cantorales de la Catedral de Cuenca (Siglos XVI y XVII) y la “Missa Quarti Toni” de Tomás Luis de Victoria, intercalada con algunos motetes de Cristóbal de Morales y Juan Esquivel de Barahona.
Un digno broche de oro para esta primavera musical que nos invade. Ojalá que fuera así durante todo el año. Estaríamos EN-CANTADOS de que así fuera.