A 80 kilómetros de Bach, por Alfredo García
No hay ningún sonido que nos persiga saliendo del estómago invisible de un ascensor porque aún no se han inventado, los raíles de todos los trenes del mundo duermen aún en las entrañas de donde un día serán llamados a la forja y el aire huele a ganado, cebollas y un estiércol que comparte el mismo espacio en donde los hombres se hermanan con las bestias. Los caminos más transitados son una composición de barros que se amasan con el paso de los hombres y los animales y que dejan escrituras de charcos atrapados que conocen bien las aves. La nieve y el frío le ponen dureza a los caminos y el aire se llena de voces de mercado, de trabajo y harina . No hay música precocinada escapándose por los poros de plástico de ningúna criatura de silicio. Ya hemos dicho que aún hibernan esperando llenar el mundo de estallidos.
La gente no sabe que está viviendo en el barroco, y que dios no es una certeza. Nunca verán Casablanca, jugarán en un casino, harán un crucero o verán las imágenes de un tipo con un traje inflado pisando la luna. Los muros son de verdad y no sirven para colgar fotos porque ya hemos dicho que viven en el barroco aunque ellos no se saben habitantes de una época con este nombre.
Para poder comer algo de música no hay más remedio que hacerla de verdad, con las propias manos o en el horno y en ese mismo momento, sin posibilidad de aplazarla mediante armarios maravillosos que la retienen. Es imposible hallarla envuelta en sobres de colores, o encontrarla fugitiva desde la ventana del vecino. No cae desde el techo de unos grandes almacenes ni sale de la nada acompañando las palabras de un tipo que se muestra en la pantalla de cine. No está en la atmósfera de los aeropuertos, ni en las imágenes de los dentífricos.
En esos días, tener una charla con la música supone extraerla en ese mismo instante de las tripas domesticadas de la madera, de los metales doblados y torsionados a voluntad, de ingeniosos aparatos cruzados de cuerdas salidas de las profundidades de un cerdo, que enigmáticamente nos hace pensar que viajamos con un pozo en nosotros mismos que nos susurra la inmortalidad.
Y en mitad de este paisaje, hay una casa a 40 kilómetros de Lübeck, que es una ciudad en donde los días festivos toca el órgano Buxtehude, que es un tipo que tampoco se ha enterado de que habrá Hitler, coches, metro y además se ha perdido a los Beatles. No puede saberlo porque también él está metido en esto del barroco y cuando va a interpretar un concierto no le manda correos ni mensajes a sus conocidos.
En todo caso, Bach, que allí no le llamaban de ese modo, por la misma razón que mis amigos no me llaman García, se va a caminar esa distancia para ir a un concierto de órgano. Sabemos que va andando, pero ha pasado tanto tiempo desde entonces, que es difícil conocer los detalles porque no queda nadie a quien preguntarle. No sabemos qué calzado lleva para aguantar la caminata, si se ha puesto grasa de vaca en ellos para aguantar el frío, si lleva un pellejo de agua o va comiendo lo que tiene guardado en una saca. Tampoco si habla con algunos vecinos en el trayecto, si un cartero le acerca a caballo un trecho o si tiene una experiencia íntima de la que nunca le hablará a nadie. No sabemos si se aburre con su vida, cómo son sus desayunos, si es animado en la mesao si le hubiese gustado leer a Vargas Llosa. Lo único que nos llega por el teléfono de la historia, además de sus obras, algunos esbozos de su vida y un retrato con peluca blanca de jurista isabelino, que fijará su figura para el futuro, es el chisme de que, para escuchar la música que tocaba Buxtehude, se recorre a pie 80 kilómetros .
Y ésa es la distancia que anda enredándome los pentagramas desde el momento en que me encontré con el órgano barroco de la basílica de San Miguel incrustado en el Madrid de los Austrías y rodeado por una iglesia que lo sostiene. Eso, y la sospecha de que los órganos barrocos no son más que un modo de viajar en el tiempo, de ponerle voz contemporánea a unos tubos que se las entendían con otra época y que recibían a los transeúntes de aquel mundo en una terminal que ha cambiado poco desde entonces, en realidad es la misma estación con idénticos raíles, retablos, figuras religiosas y arqueólogos de la fe.
Podría acomodarme a la idea de que no he cambiado de época si no fuese porque en mitad de los ensayos un público casual de turistas se deslizan asombrados por la nave de la basílica luciendo ropas descansadas y cámaras que digitalizan sus vivencias. La mayoría deben ignorar que la música que escuchan sin proponérselo no es más que el resultado de un viaje en el tiempo en el que un artefacto del pasado hace música con una voz del ahora mismo. Que se trate en este caso de la mía, me viste, por fin, del astronauta al que en la infancia siempre quise parecerme.
Alfredo García
Recital canto y órgano. 2 de marzo de 2011, 19:30 h. Basílica de San MIguel en Madrid. XXl Festival Arte Sacro de Madrid.
DEL RENACIMIENTO AL ROMANTICISMO.
RECITAL DE CANTO Y ÓRGANO
PROGRAMA
-I-
Francisco de la Torre (1534 – 1594)
Damos gracias a ti Dios
Juan del Encina (1468 – 1529)
Ya no quiero tener fe
Johann Sebastian Bach (1685 – 1750)
Aria Ich habe Genug, de la Cantata BW 82
Tres piezas del Libro de Anna Magdalena Bach:
– Bist du bei mir
– Schaff’s mit mir Gott
– So oft Ich meine Tabakpfeife
Jusepe Ximénez (1601 – 1672)
Batalla (II) de sexto tono (órgano solo)
-II-
Georg Friedrich Haendel (1685 – 1759)
Recitativo I feel, I feel the delity within y Aria Arm, arm, ye brave, del oratorio Judas Macabeo
Aria Where’er you walk, de la ópera Semele
Aria Revenge, revenge Thimotheus cries Behold a ghastly band, del oratorio Alexander’s Feast
Aria The trumpet shall sound, del oratorio El Mesías
Alessandro Stradella (1644 – 1682)
Pieta Signore (Aria da chiesa)
Charles Gounod (1818 – 1893)
Oh Divine remember
Le ciel à visité la terre
FICHA ARTÍSTICA
Intérpretes
Barítono: Alfredo García
Órgano: Silvia Márquez
NOTAS AL PROGRAMA
El concierto programado para ser interpretado en el órgano de la Basílica de San Miguel de Madrid realiza un recorrido por la música escrita para voz y acompañamiento desde el Renacimiento español, momento en el que España es uno de los países más relevantes con obras maestras de la polifonía, variedad de cancioneros y compositores fundamentales como los que se presentan hoy (J. del Encina y J. Ximénez), pasando por el barroco, con dos de los autores más importantes de todos los tiempos como Haendel y Bach. Del primero se incluyen fragmentos de sus oratorios, y de Bach, aparte de un fragmento de una de sus cantatas más conocidas, una muestra del Libro de Anna Magdalena Bach, que nos ilustra, de un modo luminoso, sobre cómo era la música doméstica en el periodo barroco alemán. Concluye con obras del romanticismo italiano y francés que aprovechan al máximo la sonoridad de órgano de la basílica y, aunque están encuadradas dentro del género del oratorio –como música sacra que es–, se acercan musicalmente a la música operística.
Las exigencias vocales son, por razón de las diferencias estilísticas y por pertenecer esta música a diversos periodos, de lo más elevadas, alcanzando en las coloraturas de Haendel, muy típicas del barroco, un estilo propio que luego sería prolongado posteriormente por numerosos compositores para lucimiento de muchos de los cantantes, que eran y son auténticos virtuosos.
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En cuanto al órgano de la Basílica de San Miguel, ha sido reformado y restaurado en 2005. Musicalmente, la cualidad y calidad de registros de raigambre castellana, francesa y, por encima de todo, alemana, permiten interpretar todo el repertorio barroco francés, español y, en la cumbre, la época alemana de Buxtehude y Johan Sebastián Bach. Desde 1975, en el nuevo órgano se han venido realizando grabaciones y conciertos de los más prestigiosos organistas, tanto europeos como españoles.
Reunir en un mismo programa obras de tan diferentes épocas es una oportunidad única para ver desplegadas todas las posibilidades tímbricas e interpretativas de este fabuloso instrumento.
Alfredo García
ALFREDO GARCÍA
Nace en Madrid. Formado musicalmente en el Conservatorio, en la Escuela de Canto de Madrid y la Hochschule de Viena, obtiene Mención Honorífica y Premio Extraordinario Fin de Carrera. Trabaja también con maestros de la talla de Thomas Hampson, David Mason, Simon Estes, Jaime Aragall, María Orán, Paul Schilawsky y Patricia Wisse. Entre los premios que ha obtenido podemos citar el de los Amigos de la Ópera de Madrid y el González Guerrero en el Concurso Internacional de Canto Maestro Alonso. Es becado en España por el Ministerio de Asuntos Exteriores y el de Cultura, así como por el gobierno austríaco. Fuera de España ha cantado con orquestas de prestigio internacional como la New York Philharmonic, Dresdner Philhamonie, Orquesta Filarmónica de Israel, Athens State Orchestra, Orquesta Nacional de Hungría, y con las más relevantes en España, como la Orquesta Nacional de España, Sinfónica de Madrid, ORCAM, ROS de Sevilla, Sinfónica de Asturias, Sinfónica de Tenerife, Enigma, etc. Entre sus primeras actuaciones destacan: Un giorno di regno, de Verdi (el caballero Belfiore, con la Orquesta Filarmónica Nacional de Hungría, Budapest); el estreno e n Viena de la zarzuela El barberillo de Lavapiés, de Barbieri (en la Wiener Kammeroper, Viena); Das Traumfresserchen, de Hiller (en la Wiener Staatsoper, Viena); Albert Herrin, de Britten (con la Neue Oper Wien, Viena) y Il cappello di paglia di Firenze, de Nino Rota (Emilio en la Wiener Kammeroper, Viena), además de intervenciones en la TV Austríaca ORF. También, de estos primeros pasos de su carrera, podemos destacar varios recitales en el festival austríaco Wiener Festwochen y Karajan Centrum, así como en el Suntory Hall de Tokio. Giras internacionales le llevan a Alemania, Austria, Italia, EEUU, Israel, a salas como el Lincoln Center de Nueva York, Suntory Hall de Tokio o el Mozarteum de Salzburgo.
Estrena en España la ópera Alfonso y Estrella, de Schubert, junto a los Virtuosos de Moscú. Ha realizado el estreno absoluto de la ópera El caballero de la triste figura, de Tomás Marco, cantando el rol de Don Quijote, bajo la dirección musical de José de Eusebio, y próximamente cantará la ópera Tenorio, de Tomás Marco, que el compositor le ha escrito y dedicado, cantando también en el estreno en España de Lázaro, de Cristóbal Halffter. Asimismo ha llevado a cabo el estreno en nuestro país de la ópera Don Giovanni, de G. Gazzaniga, en el rol de Pasquariello, bajo la dirección de Pablo González. Ha interpretado la ópera Der König Kandaules, de Alexander von Zemlinsky, en el Festival Internacional de Canarias, bajo la dirección de Anthony Beaumont; ha estrenado la ópera El acomodador, con música de Javier Jacinto y vestuario de Paco Rabanne; ha interpretado la ópera, de José Luis Turina, Don Quijote en Barcelona, en el Auditorio Nacional de Madrid, bajo la dirección de José Ramón Encinar; así como la Serenata para barítono y cello, de Ginastera, junto a Asier Polo, en el Auditorio del Museo Guggemheim. Recientemente ha realizado una exitosa gira con la Orquesta Filarmónica de Dresde, bajo la dirección del Maestro Frühbeck de Burgos, con la obra La vida breve, de Manuel de Falla, en Dresde y en el Festival George Enesco de Bucarest, continuando en EEUU e Israel. También durante el último año ha grabado un CD de canción española contemporánea con obras de compositores y poetas vivos junto a la soprano Raquel Lojendio y el pianista Jorge Robaina para la SGAE y la Fundación Autor.
SILVIA MÁRQUEZ
Nacida en Zaragoza, fue Primer Premio en el Concurso Permanente de Juventudes Musicales 1996 en las especialidades de Clave y Órgano (concurso al que ha sido invitada como Jurado en las últimas ediciones); Premio Especial del Jurado a la mejor interpretación histórica y Mención de Honor en el Concurso Internacional Primavera de Praga 1999; Mención de Honor en el Concurso Internacional de Clave de Brujas (Bélgica) 2001; Tercer Premio en la I Bienal Internacional de Jóvenes Organistas de Granada 2002; Segundo Premio en el IV Premio de Interpretación de Alcoy 2002.
Miembro de la Orquesta Barroca de la Unión Europea 2001, con la que ha actuado en Francia, Alemania, Inglaterra, Holanda, Bélgica, Italia, España, Hungría y China, bajo la dirección de Roy Goodman, Andrew Manze, Alfredo Bernardini y Edward Higginbottom.
Tras obtener los Títulos Superiores de Clave y Órgano con J. L. González Uriol en el Conservatorio Superior de Música de Zaragoza (Premio de Honor Fin de Grado Medio en Órgano y Premio de Honor Fin de Grado Superior en Clave y Música de Cámara), prosigue sus estudios, becada por el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Gobierno holandés, en el Sweelinck Conservatorium de Amsterdam y el Real Conservatorio de La Haya: clave (Jacques Ogg y Menno van Deltí), clave contemporáneo (Annelie de Man), órgano ( Jacques van Oortmerssen) y fortepiano (Stanley Hoogland), obteniendo el Diploma Superior holandés. Participa en cursos y seminarios con profesores como Gustav Leonhardt, Jesper Christensen, Jan WiIlen Jansen, Guy Bovet, Jon Laukvik, Christine Whiffen , Andrea Marcan, Patrick Cohen, Lars Ulrik Mortensen, Montserrat Torrent, etc. Ha realizado cursos de postgrado en el C.S.l.C. (sección de musicología) en Barcelona, y en la Universidad de Alcalá de Henares, así como los cursos de doctorado (Musicología) en la Universidad de Granada, donde actualmente prepara su tesis centrada en la música española para clave del siglo XX.
Ha ofrecido recitales en España, Francia, Suiza, Holanda, Italia, Croacia, Andorra, etc, en festivales como Festival Internacional de Música y Danza de Granada, Musika¬-Música Bilbao, Jornadas Internacionales de Órgano de Zaragoza, Festival de Verano de Segovia, Ciclo de Órgano del Palacio Euskalduna en Bilbao, Los Venerables en Sevilla, Semana de Música Contemporánea de la fundación De Suite (ljsbreker, Amsterdam), sala De Unie (Rotterdam, 1996), Ciclo de Música Antigua del CSIC en Barcelona, Festival Suisse L’Orgue 2000, Festival Internacional Organum Histriae (Croacia), Festival Internacional de Órgano de Andorra, Música Antigua en la Real Capilla de Santa Isabel de Zaragoza, etc.
Ha actuado como solista con la Orquesta de Cámara Española, Orquesta Sinfónica de Murcia, Solistas de la Orquesta Barroca de Sevilla y Grupo Enigma-Orquesta de Cámara del Auditorio de Zaragoza. Varios de sus conciertos han sido emitidos por RNE2, SBC, RTL y la Radio Checa, y entre sus grabaciones se encuentra música de Roderik de Man para el sello holandés Attaca (1999), Vivaldi (Warner 2004, con Ara Malikian) y D. Scarlatti o Haendel (Caro Dardo MAA006). Desarrolla su actividad camerística junto al clavecinista Alfonso Sebastián (CD con música de L. Boccherini para dos claves) y como directora del grupo barroco La Tempestad (www.latempestad.es).
Ha sido profesora de clave en los Conservatorios Profesional y Superior de Música de Salamanca. Ha sido invitada a impartir cursos en el Conservatorio Superior de Música de Salamanca, en los Cursos de Verano de la Fundación Príncipe de Asturias en Oviedo, en la ESMUC y en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. En 1999 obtiene por oposición la plaza de Clave en el Conservatorio Profesional de Música de Murcia. Desde septiembre de 2007 ocupa la Cátedra de Clave en el Conservatorio Superior de Música de Aragón.