Hay que oír todas las campanas, por Dante Andreo
La polémica sobre el jurado en Ejea de los Caballeros.
Como muchos de ustedes saben, soy un director y compositor coral nacido en Argentina. Toda mi vida ha estado dedicada al mundo coral. Hace más de 30 años que vivo en España. En todo este tiempo, traté de dar siempre lo mejor de mí y creo haber actuado con honestidad y profesionalidad en todos los ámbitos en los que he participado: dirección de conciertos, conferencias, clases magistrales, talleres corales, miembro de jurados, edición de obras, composición, asesoramiento artístico, etc.
Como parte de mis actividades profesionales, lo mismo que mis colegas directores y compositores, imparto talleres a las Corales que me invitan a trabajar un fin de semana con ellas. En el mes de marzo de este año, entre otros varios, tuve el gusto de realizar un Taller Coral con la Coral Angel Barja, de León, trabajo que estaba concertado desde hacía casi un año.
A raíz de esto, hace unos días, ha sucedido un hecho lamentable en el que me vi involucrado y como nunca antes me había visto envuelto en una situación tal, considero importante esclarecer este tema y dar mi punto de vista ya que considero que mi imagen ha quedado injustamente dañada.
Por tercer año consecutivo, fui invitado a participar como Jurado en el XLIII Certamen Coral de Ejea de los Caballeros, durante los días 6 y 7 de abril pasados, invitación que acepté muy gustosamente una vez más ya que siento un gran aprecio por este importante Certamen al que me unen fuertes lazos profesionales y en el que me he sentido muy bien acogido en años anteriores.
La polémica se planteó inesperadamente ya que la Coral Angel Barja competiría en el Certamen. La chispa inicial fue lanzada con toda intención a través de una carta anónima difundida por Internet en la cual se insinuaba que era poco ético que un miembro del jurado haya dado un Taller a una Coral que competiría en el certamen. En realidad, la denuncia se refería a un hecho similar que ocurrió con otra integrante del Jurado: Nuria Fernández, que a su vez impartió un Taller a la Coral “Arte Vocal”, quien también competiría en el Certamen.
No es fácil, después de tantos años de dedicación exclusiva al mundo coral, afrontar una circunstancia en la cual, a través de una insidiosa misiva anónima, se pone en tela de juicio toda una trayectoria profesional impecable como la nuestra.
Si esto ya es grave, lo es más aun cuando el comité Organizador de un Certamen Coral tan importante como el de Ejea de los Caballeros decide suspendernos como jurado, en una actitud fuera de toda lógica elemental, y cayendo en la trampa de hacerse eco de esas malintencionadas palabras (por prudencia y para “evitar que caiga la más mínima sombra de sospecha sobre el Certamen” tal como fue la justificación que utilizaron…!)
Pero claro, con esta afirmación, sin ningún fundamento lógico y de una forma totalmente gratuita, hacían recaer la “sombra de sospecha” sobre nosotros.
En la carta que envía a los Coros participantes el Comité Organizador del XLIII Certamen Coral dice textualmente:
1º.- Queremos dejar claro y patente que confiamos en la honorabilidad de Nuria Fernández y Dante Andreo como profesionales del mundo de la música coral y como personas capacitadas para ejercer la función de miembro del jurado del Certamen Coral de Ejea, como ya lo han demostrado fehacientemente en ediciones anteriores. El hecho de haber procedido, a nuestra manera de ver, de forma incorrecta en los talleres donde se produjeron los hechos en cuestión no es óbice para ratificar la imparcialidad y el proceder ecuánime que les hubiera guiado como jurados de nuestro certamen coral. De eso estamos convencidos.
2º.- En todo caso, el sistema de evaluación y votación de los miembros del jurado asegura todavía más esa imparcialidad. Cada jurado vota individualmente, no existe deliberación ninguna entre ellos y todas las puntuaciones se computan a través del ordenador, donde el programa elimina automáticamente la mayor y la menor de las puntaciones realizándose la media entre el resto de las mismas. Así pues, es imposible que un miembro del jurado pueda favorecer tendenciosamente a un coro ni influir en el desarrollo de la votación. El propio sistema de voto lo impide.
O sea, que después de decir que aunque confía plenamente en nuestra capacidad profesional y en nuestra ética personal de la que hemos dado sobrada prueba, por las dudas nos destituye, para que no haya sospecha de que podamos favorecer a algún coro con nuestra falta de imparcialidad… vaya tela! Es un poco insólita esta manera de confiar! Me parece que queda en evidencia la falta de criterio y lo insubstancial de este argumento absolutamente contradictorio e infantil. Y para remarcar la contradicción argumental en el segundo punto aun hace énfasis en una segunda afirmación aun más contradictoria que la primera. Parece esto serio?
Y lo de que hemos “procedido de manera incorrecta” quién lo afirma y con qué criterios se juzga de esta manera si no hay nada estipulado al respecto y es una práctica que los coros y los maestros hacen desde siempre y nunca nadie, como es lógico, ha puesto reparo a eso. Lo más curioso es que con esta actitud se está censurando y penando a los coros que quieren trabajar seriamente. Y ellos son libres naturalmente de escoger para este trabajo al profesional que crean más adecuado. Todo lo demás es un juicio de intenciones que está fuera de lugar. Ambos talleres fueron publicitados en diversos foros y no se trató de ocultar en ningún momento su celebración dado que solo somos conscientes de estar ejerciendo nuestra profesión. No es necesario mencionar, porque todos lo sabemos, que esta práctica es absolutamente habitual. Otros vínculos mucho más estrechos que la simple realización de un taller nos pueden unir con alguno de los coros que se presentan en el certamen, no pareciendo esto óbice para que pudiéramos estar en el jurado.
Pero el mal trato recibido por parte del Comité Organizador y que nos ha generado aun mayor malestar culmina en que en ningún momento hemos recibido una explicación oficial ni ningún documento escrito que acredite tal decisión tomada. La carta que la Organización mandó a todos los coros participantes notificando este hecho (cuyo párrafo cité anteriormente), NUNCA NOS HA LLEGADO. Nos hemos enterado de todo el proceso a través de las noticias de algunos colegas y amigos que nos iban informando. Algunos intentos realizados por mi parte a miembros de la organización a través de llamadas telefónicas y emails, se toparon con la misma actitud por una parte comprensiva ante mi estupefacción y evasiva a la vez al no querer asumir responsabilidades en esta situación ciertamente injusta y poco clara. (Vamos, que daba la impresión de que todos querían “lavarse las manos” y… oh casualidad! Estos trámites los realicé justamente el Viernes Santo y me acordé de un tal Pilatos…!)
No es el momento éste de contar con detalle algunos desafortunados comentarios que tuve que oir en estas comunicaciones.
Esta situación es especialmente dolorosa para mí ya que me consideraba respetado y aun querido en este Certamen en el cual, como he dicho, he participado durante los últimos años como miembro del jurado y el año pasado como autor de la obra obligada.
En todo caso, quiero dejar constancia por un lado de mi enérgica protesta y mi indignación ante la ligereza con la que a veces vemos enjuiciado nuestro trabajo profesional por parte de algunas personas que, parapetadas en el anonimato, con total impunidad tratan de sembrar la sospecha y el descrédito a su alrededor. Y sobre todo a los que sin justificación ninguna y sin medir las consecuencias hacen caso de ellos.
Y levantar una voz para que en el ambiente coral se conozca y debata esta situación para que no vuelva a ocurrir un hecho tan lamentable que, además tiene como triste corolario el silencio de muchos colegas, (seguramente motivados en algunos casos por ignorancia de la situación y en otros por clara cobardía). Silencio sólo roto por la opinión siempre autorizada y certera de Javi Busto, querido y admirado amigo.
Finalmente quiero expresar mi gratitud a la solidaridad de algunos queridos amigos y colegas que me han mostrado su apoyo y comprensión.
Y mis más sinceras felicitaciones a la Coral Angel Barja y a su director, Aitor Olivares, por el notable resultado de su participación en el Certamen donde obtuvieron un merecidísimo Tercer Premio. Ojalá que todos siguieran el ejemplo de estos buenos Coros que no solo se preocupan por presentarse y competir en importantes Certámenes sino y sobre todo por su formación como músicos y seres humanos.
Quiero expresar mi más profundo agradecimiento al maestro Dante Andreo por su apoyo y compañía en el difícil y lamentable camino que nos ha tocado recorrer juntos a lo largo de los acontecimientos reseñados más arriba. Es de agradecer encontrar en nuestro gremio compañeros de su talla profesional y humana. Por supuesto, suscribo todas y cada una de sus palabras. Gracias Dante.