Hugo Distler, música coral en un mundo enloquecido, por Juan de Dios Tallo
Juan de Dios Tallo comparte con nosotros en esta ocasión lo que ha leído sobre Hugo Distler
Hugo Distler, música coral en un mundo enloquecido
Si uno se acerca a la bellísima ciudad alemana de Lübeck visitará sin duda sus iglesias de altas y puntiagudas torres gemelas, pues pueden divisarse desde muy lejos y presentan un aspecto de lo más seductor. Puede visitar la casa museo de Thomas Mann, cuya fachada es casi lo único auténtico que tiene, pues sobre Lübeck, como por tantas otras ciudades alemanas pasó la historia como un huracán terrible en los años cuarenta.
En la Iglesia de Santiago el Mayor o St. Jakobi hay un apartado cerca de la puerta lleno de paneles con fotografías en blanco y negro que sirven de recordatorio de todo aquello que la gente de más edad todavía recuerda con horror.
En una capilla lateral hay un museo miniatura dedicado a un compositor alemán llamado Hugo Distler. Hay partituras, escritos y fotografías donde se ve a un joven rubio con gafas y con el peinado característico de la época. En las fotos suele aparecer sonriente, como una persona que se dedica a lo que más le gusta, que tiene el privilegio de ostentar muy joven el puesto de organista y cantor en St. Jakobi y profesor en el conservatorio.
Lübeck es un buen sitio para dedicarse a la música de órgano y religiosa. Está alejado de Viena, Munich o Berlín. Se trabaja pues lejos de la vanguardia dodecafónica más interesada en la ópera y la música de cámara o de concierto. Allí se puede componer alejado de las polémicas entre seguidores de Mahler o de Schönberg, de las de los partidarios de Strauss o de Webern y Berg y, sólo en apariencia, ajeno a Hindemith o Weill. Además, en aquellas iglesias están los órganos que tocaron con sus manos Bach o Buxtehude. La música luterana parece sonar hasta cuando la iglesia está vacía y en silencio.
Pero, antes de continuar sepamos algo de este personaje tan poco conocido. Hugo Distler nace en Nürenberg el 24 de junio de 1908, hijo, que en el cruel lenguaje de entonces se decía ilegítimo, de una modista y un industrial de Stuttgart. Es educado por sus abuelos cuando su madre se casa marchándose a los Estados Unidos. Estudia música en el Conservatorio de Leipzig con la idea de prepararse para director de orquesta y pianista, Sin embargo, aconsejado por sus profesores se decanta por la composición y el órgano.
En 1931 y con 23 años, como ya hemos dicho, consigue el puesto de cantor y organista de la citada iglesia de Lübeck. Allí comienzan once años de intensa vida musical dedicada sobre todo a la composición de música de órgano y de coro. En el 33 se casa y ese mismo año publica su Jahrkreis o Ciclo anual de 52 piezas corales para cada domingo del año. Unos meses después publica una de sus obras corales más conocidas: la Danza de la muerte o Totentanz. Esta obra está inspirada en el fresco alusivo que se puede admirar en la iglesia de Sta. María de la misma ciudad. Es para coro a capella, narrador y flauta de pico solista, una maravilla. Por aquella época comienzan sus dificultades con las autoridades de la Alemania nacionalsocialista. Su música luterana es mal vista y se le permite continuar a cambio de componer y estrenar otras obras de carácter patriótico para actos políticos. Un ejemplo de esto es su cantata profana “Alemania eterna” o “Ewiges Deutschland”
Al año siguiente, publica su “Historia de la Navidad” o “Weihnachtsgeschichte” op.10. Por entonces la Gestapo disuelve su círculo de músicos luteranos llegando a detener a algún alumno suyo. Distler, para evitar problemas, prefiere irse de Lübeck encaminándose a Stuttgart con la idea de encontrar trabajo. Allí da clases en la Escuela Superior de Música de Württemburg y dirige a la Esslinger Singakademie. En 1937, asiste al estreno del Carmina Burana de Orff y desafía a las autoridades nazis dirigiendo una producción no autorizada de la Pasión según San Juan (Eran tiempos más para Wagner que para Bach). Este desafío se paga con la disolución de la Esslinger Singakademie, autora del crimen de desacato
Su estrategia para evitar problemas no pudo ser peor. Es conocido que, en mayo de 1933 ya se había afiliado al partido nazi (casi al mismo tiempo que Herbert von Karajan, que era de su misma edad) aconsejado por amigos, con la idea de poder contar con mayor margen de maniobra creadora. Gran error, su carnet nº. 2.806.768 no le libra de problemas y sí le obliga a atender encargos que le disgustan y le alejan de sus intereses. En todo caso, queda la duda de si en las primeras fases del ascenso nazi al poder, no sufrió Distler el mismo espejismo que tantos compatriotas, creyendo que el nuevo régimen arreglaría los graves problemas económicos y sociales que se sufrieron durante la república de Weimar. Si así fue, pronto vio la auténtica realidad con los problemas que tuvo tanto con las autoridades como con los continuos boicoteos de las juventudes hitlerianas a sus conciertos corales de música religiosa. Los últimos años de la vida de este músico debieron estar impregnados por la angustia de la guerra, por las dificultades impuestas a la creación artística y por dolorosos conflictos de índole moral y religiosa.
En el otoño de 1940 Distler consigue un contrato en la Escuela Superior de Música de Berlín y la vida en la capital del Reich en plena guerra no para de complicarse. Se queda solo en Berlin pues su familia se muda a la ciudad de Ahlbeck a causa de los bombardeos. Intenta introducirse en el mundo del teatro participando en proyectos como el Rey Lear de Shakespeare en el que se le pide que componga una música incidental, también en otras obras teatrales, pero ninguno de estos proyectos prospera en aquel ambiente de guerra tan poco propicio a la cultura y donde él había levantado ya tantas suspicacias.
Finalmente, en octubre de 1942, es llamado por sexta e inaplazable vez a filas en una división panzer. El uno de noviembre sale de su casa en Strausberg, cerca de Berlín, y se dirige a la catedral berlinesa a tocar en un oficio religioso. Después se encamina a la residencia que tenía a su disposición cerca de la catedral, en la Bauhofstraße y, según se asegura, se suicida inhalando el gas del horno, presumiblemente por no poder soportar la idea de la guerra tras tantas dificultades, tanta destrucción, tras ser declarada su música como “arte degenerado” y haber perdido a tantos amigos. En todo caso, su muerte no está del todo clara para algunos. Muere en el momento en que Alemania comienza su declive, en plena batalla de El Alamein y al comienzo del desastre de Stalingrado. Falta muy poco para que los alemanes empiecen a perder su moral de victoria.
Distler se convierte en una figura trágica, en otro ser extraordinariamente valioso que la guerra mundial arrastra. Esaguerra que destruyó seis meses antes de su muerte su querida ciudad de Lübeck (hoy reconstruida y Patrimonio de la Humanidad) en un bombardeo criminal que no destruyó ni ferrocarriles, ni fábricas, ni puentes, pero que se llevó por delante casas, iglesias maravillosas con sus torres y órganos, calles bellísimas, monumentos antiquísimos, etc. Igual pasó con la casa de Tchaikovski y todos los documentos que en ella había, lo mismo en la casa de Goethe, o de Thomas Mann y tantas otras. Una guerra que destruyó bibliotecas donde se guardaban tantos tesoros bibliográficos, como la mayor parte de la obra, ya perdida para siempre, de un compositor barroco tan reivindicado hoy en día como es Jan Dismas Zelenka. Esta fue una guerra, cuya traca final en Europa fue el disparo que mató a Antón Webern cuando fumaba a la puerta de su casa poco después del armisticio. Y mejor no seguir porque acabamos acordándonos del museo de Bagdad, de los budas gigantes de Bamiyán y de que esto nunca tiene fin.
Distler se ahorró la peor parte de la guerra. Sólo vivió 34 años, uno más que Bellini, uno menos que Louis Couperin, dos menos que Henry Purcell, tres menos que Georges Bizet con el agravante de haberse quitado él mismo la vida. Un siglo alemán tan rico en música y tan trágico ha ensombrecido su figura. Es un autor original que no se deja fácilmente encuadrar en las corrientes estilísticas de entonces y que tanto han dado que hablar, pero que identificamos inmediatamente como un autor del siglo XX.
Distler como compositor, tiene una sólida formación como musicólogo. Muestra mucho interés por la música antigua y suele subrayarse su profundo conocimiento de la música de Bach. Sin embargo, no falta quien asegura que el músico que más le influye es el gran compositor y organista luterano del XVII que fue Heinrich Schütz. Su carácter historicista se observa en su reivindicación del cembalo, que por entonces casi era un instrumento de museo.
Su música es tonal casi sin concesiones, pero con una utilización profusa e imaginativa de la disonancia e incluso del cromatismo. Siempre acaba por citarse su frecuente uso de escalas pentatónicas y el modo griego para sus melodías enmarcadas en armonías con una amplia paleta de colores. De esa forma se suma a los autores que utilizan materiales antiguos para edificar armonías y formas nuevas, así por ejemplo en la “Historia de la Navidad” utiliza complejas armonías modales que evocan sonoridades antiguas que mezcla con ritmos que intentan seguir la cadencia natural del lenguaje hablado. La estructura musical huye de planteamientos complejos prefiriendo la enorme dificultad y riesgo de lo simple. Él quiere decididamente pertenecer a una tradición alemana que es la luterana, donde la música tiene una importancia capital tal y como el mismo Lutero (que fue un músico muy competente) deseaba. Por eso, su música no suena extraña al tiempo que sentimos no haber oído nada así antes.
En los grandes compositores alemanes de la primera mitad del siglo XX suele ser común un interés grande por la filosofía, centrado especialmente en los hegelianos, en Schopenhauer y en Nietzsche. A veces, hay influencias de un cierta mística religiosa como en el caso de Schönberg. En Distler sólo se alcanza a ver la influencia de la austera tradición luterana. Quizá por ello, resulta llamativa la atracción por lo pequeño. Ved más abajo el catálogo de su obra. Los diminutivos y la palabra pequeño/a aparecen repetidamente. Quizá nunca aspiró a ser un compositor de grandes salas. Prefirió el órgano, la música de cámara y el coro, al que regala tantas y tan bellas piezas.
En España empieza a sonar su música. Su pieza más conocida, el Totentanz, ha podido escucharse dos veces en el Auditorio Nacional de Madrid. Primeramente, fue cantado por el Coro de la Comunidad de Madrid en junio de 2003 y en febrero de 2009 por el RIAS Kammerchor dirigido por Hans–Christoph Rademann.
Eligió el peor momento de la historia alemana para dedicarse tan a fondo a la música religiosa. Hoy en día, su música está mucho más considerada, teniendo en cuenta que la música coral y la de órgano nunca será del gusto de las masas consumidoras de música. En 1953 Klaus Fischer – Dieskau, que desarrolla su carrera musical en el ámbito religioso (contrariamente a su hermano Dietrich más conocido por su excepcional labor en el lied y la ópera) funda el coro aficionado Hugo Distler que canta su obra y la de Schütz, Bach y otros autores barrocos que fueron favoritos de nuestro autor y también la de otros músicos contemporáneos. El coro sigue funcionando tras la muerte de su fundador en 1994.
Juan de Dios Tallo, lector de libros sobre música.
Obra:
Opus 1 – Sonata concertante para dos teclados
Opus 2 – Motete coral “Herzlich lieb hab’ ich dich, o Herr”
Opus 3 – Una Misa coral alemana
Opus 4 – Pequeña música de Adviento
Opus 5 – Der Jahrkreis
Opus 6/I – Pequeña serenata espiritual
Opus 6/II – Tres pequeños motetes corales
Opus 7 – Pasión para coro
Opus 8/I – Partita para órgano Nun komm, der Heiden Heiland
Opus 8/II – Partita para órgano Wachet auf, ruft uns die Stimme
Opus 8/III – Pequeño coral para órgano
Opus 9/I – La canción de la campana
Opus 9/II – A la Naturaleza (Cantata profana)
Opus 10 – La Historia de la Navidad
Opus 11/I – Wo Gott zum Haus nit gibt sein Gunst
Opus 11/II – Nun danket all und bringet Ehr
Opus 12 – Música espiritual coral (Incluye el Totentanz)
Opus 13 – Oraciones litúrgicas sobre el Kirie y el Gloria
Opus 14 – Concierto para cembalo y orquesta de cuerda
Opus 15a – Sonata para dos violines y piano
Opus 15b – Once piececitas para piano para niños
Opus 16 – Nuevo cancionero coral
Opus 17 – Tres conciertos espirituales para soprano y órgano
Opus 18/I – Trece piezas para órgano pequeño
Opus 18/II – Sonata para órgano (Trio)
Opus 19 – Cancionero coral de Mörike
Opus 20/I – Cuarteto de cuerda en la menor
Opus 20/II – Pieza de concierto para dos teclados
Opus 21/I – Canción de chimenea (Cantata, poema de Fritz Dietrich)
Opus 21/II – Pequeña música para cantar y tocar
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Ejemplos musicales para coro:
Singet dem Herrn ein neues Lied, Distler – Choral Arts
Totentanz, Distler – Kammerchor Münsterland, Andreas Wermeling
Lobe den Herren Den mächtigen König der Ehren, Distler – UAHuntsville Concert Choir
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Ejemplo musical para órgano: Christe, Du Lamm Gottes