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Antara Korai en el Festival de Coros Juveniles de Basilea, por Candela Fernández-Silgado

Publicado por el 27 July 2014 Sin Comentarios

Europa da la bienvenida a Antara Korai

El coro de Alcorcón, cuarta agrupación española seleccionada en el Festival de Coros Juveniles de Basilea, realiza siete conciertos en los cinco intensos días de música coral en la ciudad.

El festival bienal de Basilea es ya un referente coral en Europa, suponiendo un premio ser seleccionado entre las ocho plazas reservadas a coros del continente. Las calles, plazas, iglesias y auditorios parecen recibir a los coros con los brazos abiertos. Todo está dispuesto con una planificación milimetrada (dónde si no en Suiza) para cada concierto y cada actividad. Además, se elabora un programa de actuaciones increíblemente diverso, ofreciendo desde música infantil hasta conciertos en iglesias, pasando por escenarios callejeros o música tradicional de los países de las agrupaciones que participan.

El concierto inaugural del miércoles veinte ocho de mayo fue dividido en dos escenarios: Basilea y el pueblo de Liestal, apenas a 18 kilómetros de la ciudad. Allí, en una iglesia rodeada de coloridas casas, la mitad de los coros participantes presentó su agrupación con apenas dos canciones, como una pequeña declaración de intenciones. Destacó especialmente el coro de chicos de la Ópera de Estonia, con las brillantes voces blancas de sus niños más pequeños, y el coro de la academia de música estatal de Bielorrusia, con dos obras atractivas y envolventes. Antara Korai presentó “Segalariak” de Josu Elberdin, y “Niska Banja”, canción serbia de Nick Page, mostrando así un repertorio fresco, activo y rítmico. Juan Antonio Jiménez, su director, jugó con los matices creando finales que encantaron al público. Tras tres horas de conciertos, los numerosos asistentes pudieron comprobar que esta edición traería muchos momentos interesantes.

El jueves, tras un concierto infantil matinal junto a corales de niños de la zona, Antara Korai fue invitado a participar en un Singing Match junto al coro de la Ópera de Estonia, y el coro suizo Vivo. En pleno centro de la ciudad, en un polideportivo con las gradas a rebosar, los tres coros mostraron su repertorio más vibrante y llamativo. Antara Korai cantó un total de diez obras de distintos países, ritmos y coreografías. Los gritos del presentador vestido de árbitro y los finales envolventes e impactantes de los coros hacían saltar del asiento a los espectadores y participar como verdaderos seguidores de un equipo de fútbol. El ambiente desenfadado fue aumentando con cada obra hasta que el himno del festival, cantado al final de cada concierto por todos los participantes, ya parecía toda una fiesta coral.

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El tiempo fue mejorando hasta temperaturas veraniegas con el paso de los días del festival, justo en el ecuador del festival. El concierto de la iglesia de las Clarisas, en Basilea el viernes por la mañana, fue uno de los más destacados. El cansancio sin embargo, ya podía apreciarse en los cantantes, aunque, lejos de mostrarlo, en el escenario parecían transformarse exprimiendo energías para crear música que reverberaba en cada rincón de la iglesia y dejaba al público anonadado con cada final. El coro suizo Vivo abrió el concierto con un repertorio alegre y un color muy cuidado. Antara Korai sorprendió con un repertorio sobrio pero cambiante, con obras sacras con puestas en escena que recordaban a un paso de Semana Santa y un solo sobrecogedor en “Media Vita” de Michael McGlynn, o el “Ave Maria” de Franz Biebl para dos coros de tres y cuatro voces y solistas, que maravilló al público, así como otras obras como la preciosa “The Seal Lullaby” de E. Whitacre o “Izar Ederrak” de Josu Elberdin. La intensidad fue aumentando creando unos pianos delicados y pequeños para luego acabar con fuertes tan conseguidos que parecía que se metieran dentro del espectador. Cerró el concierto el coro “Little Singers of Armenia”, dejando a todo el público con ganas de más. Quienes aún no habían podido escuchar a esta última agrupación, descubrieron a un coro muy versátil en su repertorio, de una complejidad considerable, con un color muy especial y bien cuidado que no se perdía en ningún momento.

Aun llevando días escuchando conciertos en Basilea y los pueblos cercanos, el sábado fue la jornada en la que más se respiró el ambiente coral. Después del temprano almuerzo de los suizos, seis diferentes puntos de la ciudad se llenaron de la música de todos los coros participantes. A las calles llenas de gente se añadían las hileras de chicos y chicas uniformados moviéndose a su próximo escenario callejero. Antara Korai mostró su repertorio más fresco y alegre, contagiando al público en canciones como el arreglo de Martín Rodríguez  de canciones de los Beatles, de una gran complejidad, que consiguió transformarse en una obra que fácilmente enganchó al público, debido a la alegría con la que fue interpretada y a su riqueza rítmica.

Esa misma tarde, el coro madrileño ofrecía su último concierto en el festival, al que se llamó “Tapas musicales”. Con obras de diferentes regiones de España como son una jota, una habanera y el pasodoble de los nardos, entre otras, el coro llevó al festival suizo una muestra diversa de música de su lugar de origen que encantó al público. A pesar del cansancio acumulado, el coro realizó una de sus mejores actuaciones en el festival.

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Tras numerosos conciertos a lo largo de toda la semana, el concierto de clausura llenó las butacas del teatro de la ciudad. Solo la puesta en escena ya causaba impresión al ver a los coros sentados en el escenario viendo cantar al resto de participantes. Las dos únicas canciones que cada grupo interpretó,  parecían resumir su paso por el festival. La elección de las obras fue muy acertada en el caso del coro de la Ópera de Estonia, o Antara Korai, cantando este coro en primer lugar  una de sus más recientes obras, Nawba Isbahan y Cantos de boda, de Juan Pablo de Juan, sobre cantos de boda bereberes en Marruecos, una obra muy rítmica con pasajes muy enérgicos y melodías llamativas acompañadas de percusión y rezos. La canción madrileña de Los Nardos, como un guiño a la región de la que viene el coro, completó la actuación del coro español, la cual fue interpretada con un estilo muy logrado.

Es destacable la falta de planificación en algunos conciertos en cuanto al reparto de coros, que produjo que en varios conciertos coincidieran los mismos coros y otros no llegaran a verse o compartir escenario. Organizar un evento de esta magnitud con tanto éxito es resultado de la experiencia de ediciones anteriores, por lo que seguro que en el futuro podremos ver un festival aun más sorprendente si cabe.

La participación del coro madrileño en el festival de Basilea ha supuesto el primer paso en un encuentro coral europeo, al que seguro se unirán muchos más. Tras esta primera experiencia, rodeada de buenas críticas, ánimos y futuros proyectos, ya es muy difícil querer frenar las ganas de llevar nuestra música a otros lugares de Europa, y por qué no, del mundo, compartiendo escenarios con culturas y maneras de hacer música tan diferente. Es un sentimiento que hará que para Antara Korai haya sido la primera de muchas más experiencias en otros festivales.

Candela Fernández-Silgado Gil


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