Función social de la actividad coral, por Marcelo Valva
En esta nota, nuestro argentino Marcelo Valva, nos recuerda por qué amamos tanto el mundo coral, cómo sus fundamentos son a-temporales y universales y, sea cual sea nuestra edad, procedencia, condición y formación, cómo cantar juntos nos hermana e iguala… ¡Qué afortunados somos!
Función social de la actividad coral
Cuando hablamos de un coro, inmediatamente surge la idea de un grupo de personas que cantan.
Si bien esto es correcto, es solo una verdad a medias. La actividad coral en el ámbito de un coro vocacional es algo mucho más complejo que involucra varias cuestiones.
Para ello debemos en primer lugar acotar el objeto de este análisis ya que en nuestro país existe una variedad de tipos de coros que se diferencian por sus objetivos, características, conformación, etc. En efecto, no es lo mismo un coro integrado por vecinos a uno rentado perteneciente al Estado Nacional o provincial.
El Coro Vocacional
El objeto de estos apuntes es el denominado Coro vocacional.
En “El director de Coros”, publicado por Ed. Ricordi, el Mtro. Héctor Nardi, define a éste como la entidad musical formada por personas reunidas para cantar en común el repertorio coral, asociados por libre determinación, sin pretensión de móviles económicos en el orden individual formado mayormente por aficionados sin preparación musical técnica, aunque pueda existir alguno que sí la posea.
Quedan en este concepto enumerados algunas de las principales características:
En primer lugar, el objetivo musical: el repertorio coral constituido por las obras escritas especialmente para coro por maestros de todos los tiempos y/o por las obras populares que han sido arregladas o adaptadas para ser cantadas a varias voces.
El 2º elemento de este tipo de organización es la libre voluntad del integrante en constituirlo. Es por ello que quedan fuera de esta categoría aquellos coros cuyos integrantes se ven obligados a integrarlo como parte de su programa de estudios (Por ej. para aprobar la materia “Práctica coral” que integra la currícula de los conservatorios o casas de estudio musicales).
La 3º característica es la falta de pretensiones económicas individuales. Un coro es vocacional cuando sus elementos no reciben ninguna contraprestación dineraria por la actividad que realizan.
En los denominados coros profesionales, ya sea privados o pertenecientes a la esfera pública, sus integrantes cobran un sueldo por pertenecer y se encuentran sujetos a un régimen laboral que incluye cantidad de prestaciones mensuales, descuentos por obras sociales, carga horaria, etc.
En el coro vocacional, nada de ello ocurre. Los cantantes se reúnen sin móviles dinerarios individuales. Y digo individuales porque si bien muchos coros cobran por algunas actuaciones o participación en casamientos o festividades, o realizan actividades destinadas a juntar fondos, el destino de esas acreencias está destinado, no a sus integrantes, sino a sufragar gastos comunes, como viajes, honorarios del director, alquiler de sala, partituras, etc.
La 4º nota distintiva de este tipo de asociaciones musicales es que esta –en rasgos generales- se haya abierta a toda la comunidad y no solamente a aquellos que poseen un grado de conocimiento musical o vocal superlativo, aunque en muchos casos se exijan ciertos requisitos destinados para mantener un cierto nivel musical.
Relaciones del coro con el integrante de la comunidad
Acotado el objeto a analizar, vemos ahora algunas de los principios bajo los cuales se mueve la actividad coral vocacional argentina, especie esta que engloba a la mayoría de los coros de nuestro país.
El coro vocacional engloba dos tipos de relaciones: La que se establece entre los integrantes del coro y la que se entabla entre el coro y la comunidad a la cual pertenece.
Veamos algunas notas distintivas de la segunda de ellas para pasar luego a la primera.
La primera relación que se entabla entre el coro y su público es la que tiene por fin lo artístico y lo educativo.
El coro, básicamente, es un instrumento único formado por varias voces y su tarea no debe limitarse, a nuestro juicio, a cantar solamente lo que el público quiere escuchar.
Cuando canta, un coro está educando pues hace conocer al oyente nuevas obras, autores, géneros y estilos.
El público argentino, en particular la juventud y la niñez están bombardeados día y noche por un repertorio que responde más a los intereses de las compañías comerciales discográficas o de radiodifusión y cuyo fin último es lograr la venta de CDs, videos musicales o la asistencia a los espectáculos que ellos mismos patrocinan.
Eso no quiere decir que ese repertorio que nos aturde día y noche sea todo de mala calidad o factura. Hay muchas canciones u obras que poseen un gran caudal artístico … pero ¿Y qué pasa con ese otro repertorio de tanta o mayor jerarquía que no es conocido por su falta de difusión?
Precisamente, el coro vocacional (salvo el dedicado a cultivar algún repertorio en particular) es el único intérprete cuyo repertorio presenta una mayor variedad, pues –salvo excepciones- no se haya acotado a un estilo o género. Un programa coral básico está integrado por obras de los maestros del renacimiento, alguna obra del período romántico, tangos, folklore, negro spirituals, música brasilera o de comedias musicales y, por que no, música contemporánea.
Y es en sus conciertos donde el público en general se encuentra por primera vez (o se reencuentra) con obras de variado estilo, logrando de esta manera aumentar su gusto musical al conocer otros géneros u opciones que antes le eran desconocidos.
Un segundo aspecto de la relación coro-público se da en que el coro -habida cuenta su especial característica- se presenta ante diversos escenarios que van desde el teatro o la iglesia hasta cárceles, hogares de ancianos, colegios, sociedades de fomento, asoc. Intermedias, etc. etc. emocionando, enseñando, elevando a un público que –en muchos casos- jamás tomó contacto con la música en vivo.
No puede desconocerse tampoco que un coro representa a la comunidad a la cual pertenece y los premios o reconocimiento que aquél obtiene se hacen extensivos al ámbito geográfico, cultural y social donde el grupo se originó y desarrolla su tarea.
Pero es el ámbito del propio coro donde se observan mayores y mejores frutos.
Veamos algunas de estos beneficios, siguiendo a Nardi en op. cit..
1. El coro importa la concurrencia de varias voluntades determinadas hacia un mismo fin. La participación de un número considerable de voces cantando simultáneamente presupone la existencia de un pacto previo de una mística común.
2. El canto coral adquiere real sentido social al unir a seres de diferentes círculos culturales, clases sociales, ideologías, religiones, sexos, edades. En el coro todos sus integrantes son como las cuentas de un collar, iguales, pero necesarios para formar la pieza completa.
3. El canto coral educa la sensibilidad, aumenta la alegría de vivir y procura un goce espiritual colectivo e individual que en poca actividades grupales se logra.
4. Por último el canto coral contiene todos los elementos que tienden a la armonía, la paz y la expresión estética: Requiere disciplina y tolerancia. Obediencia y responsabilidad. Constancia y dedicación. Colaboración y comprensión. Superación, profundización y conocimientos.
Es decir, es una pequeña “sociedad” ideal. Donde cada uno, pese y gracias a sus particularidades, cumple su función para lograr un objetivo común: la superación, la excelencia y la felicidad.
Y si esto ocurre en aquellos coros de características comunes, que podríamos decir acerca del poder de la música coral en otro tipo de formaciones que responden a características más especiales.
Que tanto se potencian estos sentimientos en coros, por ejemplo, de la tercera edad integrados por personas a las que la sociedad actual da la espalda?
El sentirse útil, el seguir teniendo ilusiones, el comprender que hay aún un largo camino por descubrir, el saber que aún se puede crecer y deslumbrarse ante lo nuevo son experiencias únicas en nuestros mayores.
Que magnífico vehículo es el canto coral para la niñez y la juventud. Cuánto se crece artísticamente a esa edad y cuando se desarrollarán los sentimientos de solidaridad si el coro es bien conducido y liderado?
Que importancia reviste para aquellos cantantes privados, por ejemplo, de la vista, quienes logran superar y hasta olvidar por algunas horas su discapacidad gracias al canto coral y sentirse útiles, reconocidos y valorados?
Y cuanto significará para el hombre y la mujer privados de su libertad poder desarrollar una actividad que lo aleja de su terrible realidad y sus culpas? (ver nota: “La verdadera libertad” publicada también en Coralea).
Cuando reflexionamos acerca de los aspectos extramusicales que el canto coral presenta (y que no se agotan en las aquí reseñadas) tomamos real conciencia de cuanto es el compromiso que asumimos quienes estamos al frente de un grupo coral y como nuestra actitud puede influir en forma positiva o negativa ante quienes depositan nuestra confianza en nosotros.
El director de coros no sólo es un guía musical sino que su carácter, templanza, estado anímico, tolerancia, respeto, energía, responsabilidad, puntualidad y amor a la música, forma e inspira al grupo que dirige.
Un coro –como vimos- no es sólo un hacedor de música sino que es un espejo a imitar por la sociedad y está en su director conducir ese camino y aprendizaje.
Marcelo Valva